Una breve mirada al mundo arquitectónico de Luis Barragán

Luis Ramiro Barragán Morfín, mejor conocido sólo como Luis Barragán, fue uno de los arquitectos mexicanos más importantes y reconocidos del siglo XX, pues ha sido  el único arquitecto mexicano en ganar el premio Pritzker de Arquitectura (1980), además del Premio Nacional de las Artes (1976) no sólo por sus obras, sino por su estilo y perspectiva arquitectónica influida por diferentes corrientes, conceptos y aspectos contrastantes que pudo sincretizar y homogeneizar, hasta convertirlos en su sello.

Luis Barragán nació en Guadalajara, Jalisco en 1902 donde realizó sus estudios profesionales en la Escuela Libre de Ingenieros. Cabe destacar que, estrictamente hablando, Barragán no era arquitecto, sino ingeniero pues la escuela en la que estudió no contaba con dicha orientación formal, por lo que, en gran medida, fue autodidacta. Después de graduarse, realizó viajes a Europa y el norte de África para continuar su aprendizaje y donde se nutrió de nuevas tendencias arquitectónicas y decorativas, las cuales se unieron a su gran gusto por los jardines y el paisajismo.

Resulta importante recordar que Luis Barragán creció tanto personal como profesionalmente en momentos importantes de la historia nacional, tales como la Revolución mexicana, la Guerra cristera, el surgimiento de las nuevas corrientes literarias de la época, la llegada del Art Deco y Nouveau pero, sobre todo, con la incursión del Estructuralismo arquitectónico y de las tendencias funcionalistas de la Bauhaus alemana que llegaron a México.

Todo lo anterior, aunado a lo que apreció en sus viajes a Europa y la obra de Ferdinand Bac con la exquisitez de los jardines del sur de España, Francia y del Mediterráneo, permeó su formación y pensamiento, al igual que su primer contacto con el arquitecto Le Cobusier (uno de los máximos arquitectos, urbanistas y diseñador de espacios de la época) quien posteriormente se vería reflejado de manera latente en sus construcciones.

Debido a las diferentes influencias que tuvo Barragán, se podría decir que tuvo 3 etapas profesionales. La primera etapa constructiva fue en Guadalajara donde se destacan las casas de Efraín González Luna (1928), Enrique Aguilar (1928) y G. Cristo (1929), en las cuales se evidencia la influencia paisajista obtenida de Ferdinand Bac con la prevalencia de arabescos del sur de España y Marruecos que lo impresionaron. Sin embargo, dichos motivos desaparecieron para mediados de la década de 1930 cuando arrancó su segunda etapa creativa con la construcción de los complejos de departamentos y las casas en la colonia Cuauhtémoc de la Ciudad de México, en las cuales conserva los elementos paisajistas que ya eran parte del lenguaje constructivo de Barragán.

Casa de Efraín González Luna

La tercera etapa de Luis Barragán, también conocida como su fase madura o “comercial”[1], como él mismo la denominó, se dio en la Ciudad de México con la construcción de los Jardines del Pedregal, la Casa Prieto López, la Casa Muestra, Casa Gálvez, la Capilla de las Capuchinas y la casa Gilardi, sin dejar de mencionar una de sus mayores obras, su propia Casa Estudio situada en una pequeña y tranquila colonia de Tacubaya la que, según varios arquitectos contemporáneos, fue el máximo símbolo del estilo de Barragán pues, desde que la construyó hasta el día de su muerte, realizó constantes modificaciones en las cuales buscaba la perfección y el refinamiento para vivir plenamente.

Casa Prieto-López

En 2004, la UNESCO reconoció e incluyó la Casa Estudio de Luis Barragán dentro de la lista de inmuebles considerados Patrimonio Cultural de la Humanidad, con lo cual se ha logrado preservar el legado del que ha sido nombrado el máximo arquitecto mexicano de siglo XX, y que dependencias del gobierno también prestaran atención y servicios para su recuperación. Debido a que la casa también es Patrimonio Nacional, su cuidado es parte de las responsabilidades del INBA, por lo que, con las recomendaciones y guía del amigo y discípulo de Luis Barragán, el arquitecto Andrés Casillas de Alba, se ha logrado mantener la casa en buen estado de salud y como la mantenía Barragán cuando vivía en ella.[2]

Interior de la Casa-Estudio de Luis Barragán
Interior de la Casa-Estudio de Luis Barragán

Tras la muerte de Luis Barragán, se entró en una serie de disputas legales por los bienes del finado arquitecto ya que, tuvo 15 herederos con diferentes intereses, por lo que fue creada la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán A. C. por su amigo, el arquitecto Ignacio Díaz Morales, para su preservación. Asimismo, en 1994, la Casa Estudio logró convertirse en museo de sitio para así mostrar parte del mundo íntimo y emocional, puntos que siempre distinguieron al arquitecto. 

Colaboraciones de Barragán

Aunque Luis Barragán es recordado como un arquitecto discreto y solitario, no se puede dejar de mencionar que, desde sus inicios profesionales, realizó colaboraciones con diferentes arquitectos, ingenieros y artistas del momento, lo cual lo convirtió en un personaje multidisciplinario como lo mostró en su colaboración con el pintor y escultor Mathías Goeritz cuando realizó la remodelación de la Capilla del Convento de las Capuchinas Sacramentarias del Purísimo Corazón de María ubicado en el Centro de Tlalpan en la Ciudad de México. También se encuentra la colaboración para la realización de la fuente monumental de Lomas Verdes, Estado de México, junto con Ricardo Legorreta, otro de los máximos arquitectos mexicanos del siglo XX.[3] 

Por otro lado, se puede recordar la gran colaboración monumental que realizó con el renombrado arquitecto y urbanista Mario Pani, en la creación del suburbio de Ciudad Satélite, donde Pani le encomendó la tarea de realizar un monumento que distinguiera la entrada y salida del complejo habitacional, por lo que Luis Barragán se encargó de enmarcarlo con las Torres de Satélite. Cabe mencionar que, para este momento, Barragán se encontraba en pleno apogeo de su propio estilo constructivo, el cual incluía perspectivas extranjeras y para la elaboración de Las Torres, tomó como referencia la imagen que proyectaban las torres italianas de San Gimignacio idea apoyada por la escultura de Mathías Goeritz[4].

Construcción de las Torres de Satélite

Por último

Tras la muerte de Luis Barragán no sólo se ha inmortalizado su obra, sino también a él como un personaje icónico dentro de diferentes ámbitos de la vida nacional ya que, mediante la arquitectura y en compañía de sus contemporáneos, logró cambiar el paisaje de la Ciudad de México y sus alrededores que, hasta ese momento, continuaba imbuido en los estilos conservadores y tradicionales de finales del siglo XIX.

De tal manera, se podría decir que, gracias a la generación de arquitecto a la que perteneció Luis Barragán, hubo una clara apertura y avanzada hacia las nuevas tendencias, formas constructivas y decorativas que se adoptarían y adaptarían a México, principalmente en las grandes metrópolis consolidas y en las ciudades emergentes como fue el caso de Ciudad Satélite.

[1] Comentario testimonio https://www.youtube.com/watch?v=ZU76DVOYVgY  

[2] Testimonio https://www.youtube.com/watch?v=8AluXXRqnJ8

[3] Ibidem

[4] Apud. Louise Noelle. Luis Barragán: búsqueda y creatividad.Programa Editorial de la Coordinación de Humanidades: México. 2004. Pp.184.

 

Referencias

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