Timelapse México: Exploraciones territoriales, una postal audiovisual

El Lago de Texcoco ha sido afectado por las manos del hombre desde hace poco más de medio milenio. De su transformación tenemos una serie de imágenes que relatan un antes y un puñado de después, uno de ellos, el último, está relacionado al plan de ampliación del aeropuerto de la Ciudad de México.

Con el propósito de abastecer necesidades aeronáuticas y la demanda de servicios aéreos, el polémico proyecto se comenzó a construir y continuó construyendo, con ciertas pausas, al recibir la noticia de un cambio de planes por parte de la nueva administración.

Poco antes de detenerse por tiempo indefinido, Timelapse México documentó cinco jornadas completas de trabajo en la obra. Haciendo uso de esta herramienta de exploración del espacio, siguieron de cerca la transformación de las estructuras metálicas y los recorridos de las máquinas sobre el terreno, así como la convivencia de cientos de trabajadores en un vaivén de materiales y manos.

En Rapsodia a una obra inconclusa, observamos la mutación del lugar por medio de la manipulación temporal que ofrece el timelapse con el objetivo de capturar el movimiento que tenía lugar al interior de este proyecto, más allá de intereses políticos.

El material forma parte de una serie llamada Intervalos, que consiste en exploraciones del territorio mexicano que dan cuenta de los fenómenos de distinta naturaleza que en él tienen lugar.

Interesados en las texturas, la actividad imparable, a pequeña y gran escala, así como las distintas facetas del espacio en construcción, Analía Goethals, Luis Fernando Pacheco, Carlos Cuesy, Ángel Villarreal, Nicolás Gutiérrez, Julián Stubbs y Luis Ibarra Camou captaron el vertiginoso ritmo de trabajo y las formas de habitarlo, al menos temporalmente, por los trabajadores.

Con un empleo diligente de cada aspecto audiovisual, el resultado es un video que transmite la emoción y la incertidumbre, caras de una moneda que sigue girando en el aire. Esta panorámica deleita el ojo, tanto como lo hace con el oído, el diseño sonoro utiliza grabaciones de campo realzadas in situ, articulando una rapsodia que nos conduce por la inquietante ruta de lo que no tiene certezas.

Texto por: Erika Arroyo

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