Entre la santidad y la humanidad de san Ignacio de Loyola

La historia de la Iglesia está plagada de narraciones sobre hombres y mujeres que tuvieron vidas ejemplares en las que desempeñaron labores cruciales para la legitimación y cimentación de los valores cristianos que hoy en día conocemos. De esa manera, las narraciones van desde la exaltación de virtudes (como la castidad, pobreza, obediencia, bondad, lealtad, amor, entre otras) hasta la lucha contra demonios, la contemplación espiritual y penitencias, con las cuales dichos personajes lograron trascender y colocarse dentro de la élite espiritual al convertirse en santos, nivel al que todo buen cristiano católico aspira.

En este tenor, los santos fungen un papel fundamental en el catolicismo como lo entendemos, pues con ellos se crearon modelos morales a seguir mediante los cuales la Iglesia, como institución, podrían moldear y modelar la cristiandad tal como fue el caso de san Ignacio de Loyola. Él fue una de las personalidades más importantes del siglo XVI en un espectro universal, no sólo por haber sido canonizado como santo, sino por haber fortalecido y blindado tanto espiritual como militarmente a la Iglesia Católica en uno de los momentos de mayor conflicto de su historia enfrentando y combatiendo la reforma protestante de Martín Lutero con la llamada Contrarreforma.

San Ignacio de Loyola también contribuyó al mundo de las letras con su famoso texto Ejercicios Espirituales (1548), el cual, a pesar de haber sido considerado en cierta forma subversivo, en 1922 le valió el título de Patrono de los ejercicios espirituales. Asimismo, dicho texto sirvió como una de las primeras bases de la orden jesuita, hasta la elaboración de las Constituciones jesuitas (1554), con las que terminaron de estructurar la ya bien armada Compañía de Jesús.

Tras afianzar su orden religiosa y colocar la sede oficial de la Compañía de Jesús en Roma con un legado de más de 10 mil adeptos y simpatizantes, el 31 de julio de 1556 falleció san Ignacio de Loyola en su sencilla celda de la capital italiana.

Baltasar de Echave Orio, Ignacio entre ángeles. México. s. XVII.

Ignacio antes que santo

Normalmente, al hablar de Ignacio de Loyola no se puede separar su nombre del título de “santo” y con ello, se suele dar a entender que este personaje fue santo desde un inicio cuando en realidad su activa vida y ardua lucha en defensa de la Iglesia Católica fue lo que le permitió colocarse dentro de los favoritos del santoral católico.

Ignacio López de Rescalde era originario de Loyola, localidad de Azpeitia, España, y, según los registros, nació el 23 de octubre de 1491, fecha cercana al descubrimiento de América.  Desde temprana edad se inclinó por la carrera militar en la que se desempeñó férreamente hasta resultar lesionado por los franceses durante la defensa de la ciudad de Pamplona en 1521, motivo por el cual se vio obligado a dejar de lado las armas y dedicarse a un estilo de vida más contemplativo. En un inicio, su atención se volcó hacia los estudios teológicos y de índole espiritual, gracias a los cuales decidió dedicar todos sus esfuerzos a la religión.

Durante sus primeros años en la vida espiritual, optó por desarrollar un estilo de vida ascético en el cual realizó varios viajes y peregrinaciones a Tierra Santa y a los diversos santuarios en lo que se encontraban reliquias sagradas. Dichas actividades le permitieron cultivar su intelecto religioso que, posteriormente, le permitiría realizar uno de los máximos textos religiosos de la época. Sin embargo, el método que utilizó en esta etapa fue considerado heterodoxo y se le relacionó directamente con la postura de Erasmo de Rotterdam, por lo que en España le prohibió predicar, pero no en el resto de Europa, como fue en París donde comenzó a cimentar su postura sobre la fundación de la Compañía de Jesús.

La Compañía de Jesús

¿Qué es la Compañía de Jesús? Quizá sea una de las preguntas más frecuentes cuando se habla de órdenes religiosas. Pues bien, la Compañía de Jesús es una orden fundada por san Ignacio de Loyola en la cual se adoptaron los votos de pobreza, obediencia y castidad, además de la ferviente lealtad y máxima obediencia al papa, lo cual implicaba que, sin importar qué, cumplirían cualquier orden o mandato que les diera el sumo pontífice.

En un inicio, la Compañía de Jesús estuvo fundada por san Ignacio y 6 hombres más, entre los que se encontraban san Francisco Xavier y san Pedro Fabro, quienes también son considerados cofundadores de la orden jesuita. Por esto, en 1527, el papa Paulo III ofició el ordenamiento de la Compañía de Jesús. En poco tiempo, pasaron de ser menos de 10 personas a cientos y, brevemente, a miles de integrantes de la orden.

Resulta importante mencionar que, además de sus tres votos principales, la Compañía de Jesús tenía como función central realizar el apostolado, es decir, seguir las actividades que realizaron los apóstoles de Cristo: llevar el mensaje del evangelio. También tenían perfiles claros dedicados a la enseñanza y cuidado de los enfermos los cuales se relacionan directamente con la intención apostólica.

Sin embargo, un punto de la Compañía de Jesús que se debe señalar es el aspecto militarizado que tenía. Si bien, la base de la orden jesuita era profesar la fe católica, la estructura que san Ignacio implementó para ella era un resabio de su previa formación militar, la cual aprovechó y ejecutó sabiamente, pues gracias a que desde joven se le formó para defender al catolicismo de cualquier posible amenaza mediante las armas, no se le complicó estructurar a la compañía para que actuaran como una primera defensa de la fe.

Fachada principal de la iglesia Gesù, Italia. Primera sede de la Compañía de Jesús.

Ignacio de Loyola en contra de la Reforma

Gracias al afianzamiento de la estructura militar de la Compañía de Jesús y su propósito de defender la fe católica de los infieles, la orden tuvo un papel fundamental en la lucha contra la Reforma Protestante, pues al ser fieles seguidores de los preceptos papales resultaron los aliados ideales para contrarrestar la postura antipapal que fragmentó y dividió a la iglesia católica. Por tal motivo, a este frente se le conoce como Contrarreforma.

A pesar de que la Reforma Protestante inicia con la publicación de las tesis de Martín Lutero en 1517, la Contrarreforma tardó un poco en aparecer en escena y abarca un amplio periodo de alrededor de un siglo (de mediados de siglo XVI a mitad del siglo XVII) en el que se realizó la reestructuración completa de la Iglesia católica con el propósito de frenar tajantemente el acelerado avance de las ideas protestantes.

Dicha situación permitió no sólo la renovación religiosa de la iglesia católica mediante sus liturgias, sino el surgimiento de una revolución cultural, pues la necesidad de frenar al protestantismo dio pie a nuevas expresiones artísticas que ayudaran a legitimar las nuevas ideas que se intentaban establecer entorno a la religión, tal fue el caso del movimiento artístico del Barroco. Asimismo, la renovación religiosa dio cabida a la creación y posicionamiento de nuevas órdenes religiosas entre ellas la ya mencionada Compañía de Jesús.

De esa manera, se abrió la posibilidad que, al llegar las órdenes religiosas consolidadas, poco tiempo después arribaran nuevas como fue el caso de la Compañía de Jesús, la cual se asentó y creció rápidamente en América hasta el momento de su expulsión en el siglo XVIII, no sin antes haber permeado las nuevas tierras de los lineamientos planteados por san Ignacio de Loyola.

Sesión del Concilio de Trento respecto a la Reforma Protestante, en Santa María Maggiore. Pintura de Elia Naurizio.

Como se logró vislumbrar a lo largo del texto, san Ignacio de Loyola fue un hombre sumamente tenaz que, gracias a su devoción y apego a la fe, logró no sólo crear una orden que daba una nueva visión de la religiosidad, sino de nuevas formas de estructurar a la Iglesia Católica y con ello, hacerle frente a los problemas que se presentaran.

 

Bibliografía

https://www.vaticannews.va/es/iglesia/news/2018-07/san-ignacio-loyola-ejercicios-espirituales-papa-francisco-roma.html

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/i/ignacio.htm

https://www.iteso.mx/web/general/detalle?group_id=3196281

https://www.jesuits.org/es/stories/la-vida-de-san-ignacio-de-loyola/

Lutz, Heinrich (2009). Reforma y Contrarreforma. Europa entre 1520-1648. Madrid: Alianza Editorial. Pp. 416

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