El ciudadano del mundo, un tal Erasmo de Rotterdam

Cuando tengo un poco de dinero, me compro libros. Si sobra algo, me compro ropa y comida.

Erasmo de Rotterdam

                                                                                                                           

Al hablar de los pensadores del Renacimiento resulta normal desplegar una larga lista de personajes que moldearon la forma de pensar de los siglos XV y XVI y que tienen repercusiones hasta nuestros días, tales como Juan Luis Vives, Tommaso Campanella, Leonardo Da Vinci, Nicolás Maquiavelo, Giordano Bruno, Tomás Moro, Petrarca, Pico della Mirandolla, por mencionar algunos. 

Asimismo, resulta inevitable asociar al Renacimiento como un periodo luminoso que derrocó a la opaca Edad Media, sumida en la alta y casi fanática religiosidad, gracias al resurgimiento de los preceptos clásicos de la antigua Grecia y Roma, los cuales tomaron al hombre como figura central.

Sin embargo, es importante señalar que el Renacimiento si bien planeó e impuso un nuevo orden de pensamiento, no descartó por completo ideas y estructuras establecidas previamente, por lo que muchos pensadores, filósofos e ideólogos resultaron ser católicos.

En ese sentido, merece la pena voltear la mirada hacia uno de los pensadores más destacados de la época no sólo por ser un ferviente clérigo y teólogo católico, sino por sus abiertos y latentes rasgos humanistas que permearon fuertemente en el mundo hispánico europeo y, por ende, en las posteriores tierras americanas: Erasmo de Rotterdam.

Un poco sobre Erasmo de Rotterdam

Antes que nada, hay que recordar quién fue Erasmo de Rotterdam. Él  fue un clérigo, teólogo y profesor católico neerlandés nacido en Rotterdam en 1466. Algunos de sus biógrafos afirman que, gracias a su condición de hijo ilegítimo de un sacerdote, tuvo la oportunidad de recibir una buena educación, donde aprendió griego y latín lo cual, posteriormente, le permitió ingresar a un seminario y ordenarse como sacerdote en la orden de San Agustín.

Desde el inicio de su vida monástica, mostró interés por la cultura clásica, lo cual lo llevó a continuar sus estudios en París y, posteriormente, se convirtió en uno de los más importantes traductores de textos clásicos y de la cristiandad primitiva, donde destaca su edición crítica del Nuevo Testamento (1516), la cual tenía como propósito fundamental regresar a las fuentes de la cristiandad y hacerla más fidedigna ya que, en ese momento, el catolicismo atravesaba una fuerte crisis gracias a la publicación de las tesis de Martín Lutero (1517), las cuales criticaron y replantearon el papel de la Iglesia Católica y de la fe misma.

No obstante, Erasmo de Rotterdam también mostró una parte reformadora hacia la institución, pues cuestionaba algunas actitudes y posturas que se habían tomado y, en su opinión, debían modificarse y regresar a la moral cristiana que se estaba deteriorando, o bien, se iba perdiendo.

Dicha situación generó una ardua y larga polémica entre Erasmo y Lutero debido, en primer lugar, a los lineamientos de la cristiandad y la institución eclesiástica y, en segundo lugar, por la interpretación de la naturaleza humana que cada uno tenía. Pese a toda la polémica que los envolvía, Erasmo concordaba con algunos de los preceptos protestantes planteados por Lutero, pero retiró su apoyo y aprobación cuando Martín tomó cierto radicalismo, lo cual condenó y lo criticó con su famoso texto De libero arbitrio (1523).

El gran intelecto de Erasmo de Rotterdam, su pasión por el renacimiento del espíritu cristiano en su forma más pura, es decir, la primitiva, así como sus constantes viajes le permitieron permearse de diferentes culturas y realidades, lo cual hizo posible que él mismo se denominara “ciudadano del mundo”, pues su perspectiva cosmopolita derivó en un amplio legado literario de traducciones, cartas y obras propias, entre las que se encuentran Adagios, con sus múltiples correcciones del propio autor (1500-1536), Manual del caballero cristiano (1503), Elogio a la locura (1511), Educación del príncipe cristiano, texto dedicado para Carlos V, y (Paráfrasis del) Nuevo Testamento (1516). 

Pese a su arduo trabajo humanístico cristiano, la última etapa de vida de Erasmo fue difícil ya que, debido a su rotunda postura por la manera en la que se debería vivir la cristiandad, recibió fuertes críticas y hasta acoso por parte de reformistas católicos y protestantes, especialmente de estos últimos.

Dicha situación y que la ciudad de Basilea (actualmente Suiza) donde Erasmo se había asentado tranquilamente varios años atrás y que alrededor de 1530 adoptó el protestantismo como religión oficial ocasionaron que decidiera cambiar su residencia a su natal Países Bajos, sin embargo, el traslado no fue posible, pues el 12 de julio de 1536 falleció en su casa y fue enterrado en la catedral de Basilea.

Erasmismo español y su revés

Más allá del entorno de la Reforma Protestante y Contrarreforma Católica, como se mencionó previamente, Erasmo se desempeñó como profesor y por ello tuvo la oportunidad y privilegio de vivir en diferentes reinos europeos, en los cuales podía desempeñar libremente su trabajo intelectual.

Uno de los reinos que más solicitó su presencia fue el español, pero a pesar de las múltiples invitaciones que se le hicieron, Erasmo siempre las rechazó, incluso, cuando el Cardenal Cisneros lo invitó a ser catedrático en la Universidad de Alcalá, él elegantemente rechazó la invitación argumentando que «Non placet Hispania»(literalmente que no le gustaba España) y añadió que no se sentía cómodo ahí, motivo por el cual decidió establecerse en Basilea.

Pese a los constantes rechazos y negativas por parte de Erasmo de Rotterdam para mudarse a la entonces creciente potencia española, éste apoyó de manera remota a la corte de Carlos V, e incluso, le dedicó un texto en el que habla sobre la educación que debe tener un gobernante ideal.

Asimismo, la influencia del pensador neerlandés comenzó a tomar fuerza y aceptación entre los intelectuales de la península quienes consideraban las ideas de Erasmo únicas y acertadas a tal grado que algunos humanistas viajaron a Países Bajos para estudiar directamente con él, como fue el caso de Juan de Vergara.

La difusión de su obra fue amplia gracias a la traducción que hizo del Nuevo Testamento en la que incluyó anotaciones críticas donde comenta la importancia de retomar los orígenes del cristianismo, pero la obra que realmente lo dio a conocer en la península fue el Manual del caballero cristiano, el cual se publicó en España en 1527, un año después de que viera la luz. Sin embargo, la verdadera razón de por qué Erasmo fue tan aceptado por las élites españolas fue por los preceptos religiosos e ideales cristianos que plantea en su obra.

Resulta importante señalar que para el momento en el que el erasmismo llega a la península, España era un reino en formación que acababa de salir de una larga guerra interna donde los cristianos recuperaron los territorios de propiedad árabe por varios siglos y que habían adoptado un estilo de vida completamente diferente donde convivían sin mayor problema cristianos, judíos y musulmanes.

Sin embargo, con la reconquista de territorios, el principal objetivo de los líderes católicos era unificar a la península bajo una única y verdadera religión, sin dejar cabida para las demás expresiones religiosas, motivo por el cual, las ideas de Erasmo lograron insertarse a la perfección con el propósito unificador de los reyes católicos.

Asimismo, la llegada de los textos de Erasmo dotó a los intelectuales españoles de una ideología humanística cristiana que exacerbaría la religiosidad y la intolerancia religiosa, incluso, contra los mismos seguidores del erasmismo, pues textos como Elogios de la locura y Manual del caballero cristiano estaban plagados de ideales morales que se establecieron como preceptos fundamentales del pensamiento y religiosidad española, por lo que los textos y tratados hispanos surgidos en ese periodo y años posteriores contienen, en buena medida, el pensamiento de Erasmo de Rotterdam.

A mediados del siglo XVI, la Reforma protestante hizo que el reino español se volviera cada vez más intolerante ante cualquier situación que se considerara en contra de la fe cristiana, lo cual desembocó con la instauración oficial de la Inquisición.

Dicha situación representó, en cierto modo, una contradicción, pues si en primera instancia se habían tomado las ideas del erasmismo para consolidar la fe católica, esas ideas también fueron perseguidas por considerarse altamente subversivas, e incluso, fueron consideradas proluteranas.

Por tal motivo, varios seguidores del humanismo de Erasmo de Rotterdam fueron enjuiciados y encarcelados por la Inquisición bajo cargos de herejía.

De este modo, resulta interesante señalar que no sólo los eruditos simpatizantes del erasmismo corrieron peligro de ser enjuiciados por la intolerancia ejercida por la Inquisición, sino también todo aquel intelectual que decidiera tener en su poder algún ejemplar del filósofo neerlandés, al igual que cualquier impresor que realizara una tirada de impresión de alguna de sus polémicas obras, pues para el momento, los textos de Erasmo pertenecían a una lista negra de libros prohibidos y por ello debían ser quemados.

La prohibición de los libros de Erasmo de Rotterdam continuó por varios años, incluso siglos, pues la Inquisición consideraba que eran armas peligrosas y que, en manos equivocadas podrían generar un problema mayor, los censos de libros se hacían de manera constante y, como lo menciona Antonio Alatorre en Los 1001 años de la lengua española sólo algunos ejemplares sobrevivieron a la cacería  y quema de libros gracias a que algunos astutos libreros guardaron lo textos sin rotular, por lo que los inquisidores no lograron dar con ellos y así fue como algunos ejemplares pudieron colarse hasta llegar a América.

Ahora bien, al inicio del presente texto se planteó que el erasmismo se había difundido hasta la América Hispánica y quizá ahora quede mejor demostrado el porqué, pues gracias a la apropiación del fervor cristiano y la religiosidad institucionalizada, aunada a los imborrables y arraigados preceptos medievales, el imperio español logró no sólo conquistar nuevos territorios, sino instaurar una forma de pensamiento religioso único dentro del mundo católico, el cual podemos apreciar hasta nuestros días.

Por tal motivo, se dice que Erasmo de Rotterdam era neerlandés, pero el erasmismo, entendido como forma de pensamiento, es español[1].

Bibliografía

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/e/erasmo.htm

https://www.muyinteresante.es/cultura/arte-cultura/articulo/5-frases-de-erasmo-de-rotterdam

http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/elogio-de-la-locura–0/html/ff08f70e-82b1-11df-acc7-002185ce6064_13.html

https://www.casadellibro.com/libros-ebooks/erasmo-de-rotterdam/20077475

http://www.canela.org.es/cuadernoscanela/canelapdf/cc9ando.pdf

[1] Visto en http://www.canela.org.es/cuadernoscanela/canelapdf/cc9ando.pdf

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