Migración, un derecho humano

 

A partir de los acontecimientos ocurridos tanto en la frontera sur como en la frontera norte del territorio mexicano, del andar de las múltiples caravanas de migrantes, provenientes de Honduras, Guatemala y El Salvador, y de su objetivo de cruzar México para llegar a los Estados Unidos, los diversos medios de comunicación (impresos, digitales, televisivos y radiofónicos) y la opinión pública manifestada en redes sociales, han tomado distintas posturas al respecto. Por un lado, un sector de la población en México (aproximadamente el 48.9%, según una encuesta realizada por El Universal) está en desacuerdo con que los migrantes reciban apoyos y empleos por parte del Gobierno Federal, con una argumentación sesgada pero comprendida debido al temor que existe de que la crisis económica, la inseguridad y la sobrepoblación aumenten en el país. En contraparte, el otro sector de la población (el 45.7% aproximadamente) aprueba la decisión de alojar a los indocumentados, anteponiendo una visión más humana. Y es que parte del territorio nacional, en específico Chiapas, comparte más elementos culturales con Centroamérica que con el resto de México.

Complementando el panorama, distintos medios internacionales proponen que estas caravanas son intencionalmente provocadas por el sionista húngaro George Soros con la idea de desestabilizar la economía de Estados Unidos y llenar de migrantes su territorio, así como lo hizo en su propio país de origen. Se puede salir por la tangente y calificar de ignorantes a los centroamericanos por desconocer qué situación se esconde detrás de los deseos por mejorar su condición de vida.

Sin embargo, también es verdad que las condiciones para mantener una vida digna y humana en estos países ya es insostenible. Se han violado los derechos fundamentales de estas personas en sus países de origen, por lo que la búsqueda de los servicios básicos a los que tiene derecho cualquier humano en el planeta es inevitable hacerla en otro sitio. Es una cruda realidad que en el mismo planeta un sector de la humanidad realice caravanas con la visión de conquistar o habitar otros mundos, mientras otro sector recorre continentes motivados por el hambre.

Pensadores de la talla de Noam Chomsky y Alfredo Jalife acusan directamente al Gobierno de los Estados Unidos como el principal responsable de la crisis humanitaria que se vive en Honduras. Sin duda alguna estamos frente a un evento que marcará el paradigma de la época en la que vivimos.

Empero, surge una cuestión ¿la migración humana y las barreras para evitarla coexisten única y exclusivamente en México? La respuesta parece obvia. En América, miles de venezolanos han escapado de sus hogares por la crisis económica y de recursos que vive su nación para buscar asilo y mayores oportunidades de subsistencia. La población venezolana se ha extendido por países como Ecuador, Chile, Argentina, Perú, México y Brasil, donde además del rechazo de la población (común en todas las áreas geográficas donde se suscita la migración), también deben enfrentarse al reto de una lengua nueva, en este caso el portugués. Algo similar ocurre con centroamericanos y mexicanos cuando llegan a los Estados Unidos y se enfrentan con el inglés.

Es verdad que en el mundo existen muros para separar racialmente a la población humana, a mi parecer, antes que la frontera entre México y EUA, el muro más representativo de la racialidad y la violación de los derechos es el muro que separa a Israel de Palestina. Quizás sea el sitio donde hemos visto el mayor atropello y el genocidio más cobarde de la humanidad.

Las migraciones de gente proveniente del tercer mundo que buscan alcanzar “el paraíso” que ofrecen los países primermundistas se ha dado siempre en la historia de la humanidad. Hoy en día sigue sucediendo alrededor de toda la Tierra. Sin tomar mucho en cuenta que cuando llegaban las primeras caravanas a territorio mexicano en EUA estaban en proceso electoral para designar a los nuevos integrantes del Congreso norteamericano, (¿tendrá que ver el proceso migratorio actual con el discurso de los republicanos? Eso lo dejo a su consideración) y que en general la migración influye en lo político y en lo económico, el acto de migrar es una actividad innata del ser humano.

No hay que olvidar que el hombre fue nómada antes de formar una “civilización”, trasladándose de un espacio a otro con el fin principal de abastecerse de alimento. ¿Acaso no es un fin que persiguen los migrantes alrededor del mundo? En su mayoría sí. Migrar, caminar, antes de ser un acto político es un derecho humano. Pareciera que para un sector de la población en México la migración es algo ajeno, sin embargo, México tiene compatriotas en casi todas partes del mundo. ¿Cómo negar los millones de mexicanos que hoy pueblan los Estados Unidos?

En cuanto migración interna, existe flujo migratorio en todos los estados del país. También las comunidades indígenas organizan caravanas para cruzar la frontera norte. El famoso «sueño americano», búsqueda del mexicano por conseguir una mejor calidad de vida se manifiesta también en las grandes urbes, por ejemplo, en la Ciudad de México somos testigos de cómo población de otros estados (en su mayoría de los estados aledaños) llegan principalmente a trabajar o a estudiar. En muchos casos también se quedan a vivir allí.

Mientras las naciones más poderosas que gobiernan el mundo sigan robando, explotando y empobreciendo a la población de los países pobres al robarles sus recursos, la migración humana seguirá aumentando, puesto que es la consecuencia directa del capitalismo y la globalización. No hay que olvidar que antes de pertenecer a uno u otro país, pertenecemos a la raza humana. Nadie tiene asegurada la riqueza ni el abasto de los recursos primordiales para sobrevivir en su lugar de origen. Todos estamos expuestos a migrar involuntariamente con el simple afán de sobrevivir. Aunque ¿quién quiere ponerse en los zapatos de un hondureño o un venezolano cuando de tanto caminar ya están rotos?

Autor: Diego R. Hernández

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