Hablemos de Juana de Ibarbourou

 

Juana de Ibarbourou (Melo, Uruguay, 8 de marzo de 1892 – Montevideo, 15 de julio de 1972) fue considerada una de las mejores poetas de la lírica hispanoamericana de principios del siglo XX. Su nombre de nacimiento fue Juana Fernández Morales. Su padre era un español llamado Vicente Fernández mientras que su madre, Valentina Morales, nació en Uruguay, pero tenía ascendencia española. Su familia era una de las más antiguas del Uruguay.

Vivió hasta los 18 años en Melo, luego, se trasladó a la capital del país. Fue en ese momento cuando escribió sus tres primeros poemarios: Las lenguas de diamante, El cántaro fresco y Raíz salvaje. Se casó con el capitán Lucas Ibarbourou, de quien adoptó el apellido a los veinte años de edad. Juana de Ibarbourou logró publicar y difundir sus poemas en varios periódicos de su país, uno de los más comprometidos con la causa fue La Razón. Ella firmó en un principio como Jeannette d’Ibar. Comenzó su larga travesía lírica con los poemarios mencionados anteriormente y que contenían varias alusiones bíblicas y míticas. Otros temas que también tocó fueron de carácter romántico, maternal, de la exaltación física y de la naturaleza. Por otra parte, imprimió un erotismo que constituye una de las innovaciones de su producción, la cual se vio tempranamente reconocida.

Sin embargo, en La rosa de los vientos hay más reflexión que en las anteriores, pues se piensa en el tiempo y la vejez a coro de una vida recorrida. En ese sentido, Juana de Ibarbourou recuerda el compromiso profundo con las letras y las mujeres quienes eran anuladas por una sociedad patriarcal, pero al mismo tiempo abre caminos para generaciones posmodernas. Esto lo hace a tal punto que narra desde su amor humano y evidencia sus miedos, anhelos e inquebrantable voluntad femenina ante una sociedad que pedía labores domésticas. Asimismo, no se negó al llamado de la poesía como un universo de expresión desde: 

El amor: manifestación pura y sensible en los sonetos y versos libres. Un ejemplo de esto fue su poema “Ofrenda” que exalta la belleza de la mujer latinoamericana.

Cuido mi cuerpo moreno
como a un suntuoso marfil.
Cuido mi cuerpo moreno
para que de gracia lleno
sea del pie hasta el perfil.

 Copa con vino de vida,
vaso con miel de pasión.
¡Copa con vino de vida,
y un ascua viva encendida
en lugar del corazón!

 ¡Oh, mi amante, te lo ofrendo
como un regalo de amor!
¡Oh, mi amante, te lo ofrendo
en el engarce estupendo
de mi chal multicolor! 

Sangre-fuego, carne-cera,
olor a sol y a panal.
Sangre-fuego, carne-cera…
¡Te lo doy como si fuera
un raro bronce oriental!

El desamor: se caracteriza por mostrar el yugo masculino como aparato represivo que limita la risa y el canto. Esta represión, Juana de Ibarbourou la mostró en su poema “La inquietud fugaz” como un himno a las agresiones psicológicas de su vida marital.

¡Oh amado, no te irrites
por mi inquietud sin tregua!
¡Oh amado no me riñas porque cante o ría!
Ha de llegar un día
en que de estarme quieta.
¡Ay, por siempre, por siempre!
Con las manos cruzadas
y apagados los ojos,
con los oídos sordos
y la boca muda,
y los pies andariegos
en reposo perpetuo
sobre la tierra negra.
¡Y estará roto el vaso
de cristal de mi risa
en la gruta obstinada
de mis labios cerrados!

La soledad: utilizada como una estrategia para mostrar que ya no hay el ardor de la juventud, pero los desengaños de la vida han hecho una mujer prudente.

Ruta

Apaciguada estoy, apaciguada,
Muertos ya los neblíes de la sangre.
Silencio es, silencio,
El día que empezaba en jazmín suave.

Por otras calles voy mucho más altas,
Bajo un gélido cielo de palomas.
Es limpio, enjuto, el aire que me roza
Y hay en el campo frías amapolas.

Serena voy, serena, ya quebradas
Las ardientes raíces de los nervios.
Queda detrás el límite
Y empieza el nuevo cielo.

Juana de Ibarbourou muestra esos tópicos en sus versos como una posibilidad de transformar cánones establecidos en la sociedad y, al mismo tiempo, realiza la catarsis de su sufrimiento, la viudez y la inconformidad frente al mundo, convirtiéndose la poesía en un arcoíris de liberación para su yugo.

Por último, la poesía de Juana de Ibarbourou establecida en el modernismo y el piedracielismo desde su forma por su sensualidad y exotismo, hacen de los lectores miembros activos de sus textos. De esta manera, tenemos la posibilidad de estar con ella en las rosas, el fuego, la desilusión, el amor, la lluvia, la vida y la muerte. Estos tópicos hacen que los lectores se enamoren de esta poeta que habla y describe con imágenes.

 

Referencias bibliográficas

  • Díaz, C. (2018). Biografía de Juana de Ibarbourou. Historia y Biografía. https://historia-biografia.com/juana-de-ibarbourou/
  • González de Chaves, L. (1989). Español y Literatura. Medellín: Bedout.
  • Ibarbourou, J. (1968).  Obras Completas. Madrid: Aguilar.
  • Rojas, M. (1992).  Las poetas del buen amor:  La escritura transgresora de Sor Juana Inés de la Cruz, Delmira Agustini, Juana de Ibarbourou, Alfonsina Storni. Caracas: Monte Ávila Editores.
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