¿Qué es una buena novela? Una lección de Virginia Woolf

Entre las voces de la literatura universal, la de la autora inglesa Virginia Woolf destaca por su calidad como narradora y ensayista, lo que la llevó a ser reconocida dentro del canon occidental literario de novela y como una precursora y estandarte del movimiento feminista moderno. Desde una perspectiva intimista y de introspección, configuró conciencias complejas para sus personajes, quienes, cuentan sus biógrafos, fueron un reflejo de los propios padecimientos de Woolf, cuya condición estuvo estrechamente ligada a su producción como escritora y pensadora.

No obstante, Virginia Woolf fue una autora comprometida en cuerpo y mente con la literatura. Gracias a Una habitación propia (1929) conocemos, quizá, la faceta en la que la autora se desenvolvió con mayor soltura de ideas: el ensayo. Es precisamente en este género donde podemos encontrar puntuales reflexiones en torno a la creación literaria, así como una poética (la idea que la escritora inglesa sostenía sobre lo que debía ser un texto literario) e, incluso, divagaciones sobre el futuro de la lectura y la crítica. Para rescatar un poco de esa obra, en esta ocasión comparto un breve ensayo sobre lo que, a consideración de Virginia Woolf, debía tener una buena novela.

Una buena novela es cualquier novela que le hace a uno pensar o sentir. Tiene que meter el cuchillo entre junturas del cuero con el que la mayoría de nosotros estamos recubiertos. Tiene que ponernos quizás incómodos y ciertamente alerta. El sentimiento que nos produce no tiene que ser puramente dramático y por tanto propenso a desaparecer en cuanto sabemos cómo termina la historia. Tiene que ser un sentimiento duradero, sobre asuntos que nos importan de una forma u otra. Una buena novela no necesita tener trama; no necesita tener final feliz; no necesita tratar sobre gente simpática o respetable; no necesita ser lo más mínimo como la vida tal como la conocemos. Pero tiene que representar alguna convicción por parte del escritor. Tiene que estar escrita de modo que transmita la idea del escritor, ya sea simple o compleja, tan fielmente como sea posible. No tiene que repetir aquello que es falso o trillado simplemente porque al público le resulta fácil mascullar una y otra vez sobre lo falso y lo trillado.

Todo esto se refiere a las novelas escritas en el pasado. Es imposible estar seguro de cuáles serán las características de una buena novela en el futuro. Las novelas contemporáneas nos sorprenden a menudo por ser muy distintas de aquello que hemos aprendido a admirar y crean una belleza que, al ser tan distinta de la antigua, resulta mucho más difícil de apreciar. Pero lo contrario también es cierto; algunas de las mejores novelas se han hecho inmediatamente populares y del todo fáciles de entender. El único método seguro de decidir si una novela es buena o mala es observar nuestras propias sensaciones al llegar a la última página. Si nos sentimos vivos, frescos y llenos de ideas, entonces es buena; si quedamos hartos, indiferentes y con poca vitalidad, entonces es mala. Pero estar seguro de lo buena que es una novela y el tipo de virtud que tiene resulta en extremo difícil. El mejor método es leer lo antiguo y lo nuevo uno al lado del otro, compararlos y así desarrollar poco a poco un criterio propio.

Este texto llamado “¿Qué es una buena novela?” nos ofrece una breve impresión sobre lo que Virginia Woolf consideraba como el papel de la literatura en nuestras vidas. Las sensaciones, las emociones y los pensamientos que se generan después de la lectura son para la autora los signos más importantes para valorar una novela, aunque, cabe decir, es también responsabilidad de cada lector poder transformar lo leído y hacerlo parte de su imaginario, no sin antes considerar a los clásicos.

Resulta curioso que una parte de la obra ensayística que Virginia Woolf dedicó a sus ideas sobre la literatura y la creación literaria no disfrute de la difusión que merece. Al menos para los lectores de habla hispana existen pocas compilaciones actuales que consideren estos textos, a diferencia de las ediciones inglesas que se esfuerzan en seguir estudiando sus múltiples facetas como escritora.

Así pues, esta es una invitación para seguir difundiendo la obra de una escritora tan destacada como lo fue Virginia Woolf, quien nos legó su pensamiento revolucionario en forma de escritura.

Referencia:
Woolf, Virginia. «¿Qué es una buena novela» en Leer o no leer y otros escritos. Abada Editores. España. 2013.

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