Huellas de la infancia o Los abismos de Pilar Quintana  

La infancia se estaba rompiendo dejaba huecos en mi cuerpo y añicos blancos por el camino.
Irene  Vallejo

Hablar de los abismos es hablar de laberintos sin fondos que hacen del alma y los pensamientos senderos complejos. En palabras de Banana Yoshimoto: 

En este mundo, cada uno tiene su particular abismo. Mis desgracias o las tuyas son nimias, en el mundo hay cosas mucho peores, cosas que, si nos ocurrieran a nosotros, nos destrozarían y nos matarían al instante. Porque nosotros gozamos de una situación bastante feliz y aventajada. Y no hay que avergonzarse de ello.

Lo que quiere decir que los abismos se determinan de acuerdo con la vida que posee el ser humano. Entonces, la infancia se convierte en un instrumento esencial que fomenta o desintegra estos abismos porque ha sido catalogada como la etapa que determina el accionar y el sentir de los seres humanos en los campos sociales. Así pues, la infancia es la raíz de los procesos de enseñanza y aprendizaje de grandes y de chicos, que se nutre en esa interacción continua de los unos a los otros.

Además, Jean-Jacques Rousseau establece:

La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras.

Con lo anterior también podríamos decir que la infancia es un universo singular que se construye en los contextos sociales de los niños y las niñas.

Desde esa escenografía, la escritora colombiana Pilar Quintana, ganadora del premio Alfaguara 2021 con su obra Los abismos, presenta la opresión de las mujeres a partir de los ojos infantiles de Claudia, su protagonista. Una pequeña de ocho años que sumerge al lector a ese Cali de los años 80 y, al mismo tiempo, a la melancolía y la tristeza de perder la inocencia de la niñez al enfrentar esas duras experiencias que algunos sujetos deben vivir en un mundo que carece de equidad entre las emociones y las pasiones.

Es así como Claudia contempla la crisis familiar que desintegra a su familia y su deseo de seguir siendo esa niña que conoce el mundo al jugar con su muñeca Paulina y las historias de sus abuelos, pero comprendiendo que dejaría de ser rápidamente una niña e ingresaría al cruel mundo de la adultez con huellas imborrables:

Entonces lo vi en sus ojos. El abismo dentro de ella, igual al de las mujeres muertas, una grieta sin fondo que nada podía llenar. P.194.

En el anterior fragmento, Claudia describe las secuelas que presenta su madre con un matrimonio deteriorado y su vida hecha un laberinto.  

De esta manera, Pilar Quintana también narra una sociedad que está permeada de una cultura machista. Esa cultura en la que las mujeres no pueden romper las “buenas costumbres”, de no elegir, de ser buenas madres y buenas esposas para olvidar esos sueños que alguna vez tejieron sus vidas o, en otras palabras más contundentes, de olvidar ser ellas mismas. Por ejemplo, Claudia, la pequeña, narra que su mamá deseaba ir a la universidad, pero: 

…a mi abuelo se le brotaron las venas de la garganta y con su voz más gruesa le dijo que lo que hacían las señoritas decentes era casarse y que cuál universidad ni Derecho ni qué ocho cuartos. P. 13.

Es verdad. En un contexto machista como el que está inmersa la mamá de la pequeña Claudia es imposible quebrantar las normas. De ahí, la reacción del abuelo y más tarde, en efecto, se comprenderá por qué se realizaba todo a escondidas: 

Desde donde estaban mi papá y mi tía no se veía la cocina. Desde donde yo estaba, sí. Gonzalo y mi mamá hablaban, se reían, brindaron y por un momento se miraron en silencio. Él, que estaba de cara a la puerta, me vio y le dijo algo a mi mamá. Ella salió de la cocina, con su copa de vino en la mano, haciéndose la brava, cuando no podía estar más feliz. P. 42.

Con esto, el lector puede inferir lo que ocurre entre Claudia, su mamá y Gonzalo sin dejar de lado todas las consecuencias que esto traerá a la familia. 

Los abismos es una novela que con diálogos cortos devela el sentir y el actuar de sus personajes en la mirada de una niña que experimenta temas como la depresión, la orfandad, la soledad, el miedo, la ternura y la dulce inocencia; esta última ante los complejos escenarios de la vida. 

Yo hablaba. Le contaba a mi papá las cosas que me pasaban en el colegio. Él escuchaba y se reía cuando había que hacerlo. Le hacía preguntas sobre temas importantes o superficiales de la vida, el universo y la naturaleza. Él meditaba, me daba su respuesta, siempre puntual, o decía que no sabía y se callaba. Los muertos de mi papá, empecé a pensar, vivían en sus silencios, como ahogados en un mar en calma. P.79.

La invitación es a leer a Pilar Quintana como un referente de la literatura Iberoamericana que, con un bajo perfil, llegó a quedarse con historias simples pero cautivantes para lectores en mundos fascinantes que son la vida misma. 

 

Referencia bibliográfica

Quintana, P. (2021).  Los abismos. Bogotá: Editorial Alfaguara.

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