La creadora de vida y de conceptos: la poesía

Leer siempre es complicado. Entre el periodo de selección de un libro hasta el término de la lectura, hay acciones que determinarán el destino de nuestra idiosincrasia. Si el libro resulta revelador, seremos vencedores; de lo contrario, es probable que la decepción nos lleve a la crítica mordaz de un autor. Sin embargo, no pasa lo mismo con la poesía. La poesía, de unos siglos para acá, está negada para algunos.

De acuerdo con las estadísticas,[1] en 2018, sólo 45 de cada 100 personas leyó y dichas lecturas se dividían entre literatura, libros de texto, superación personal, entre otros. La pregunta sería ¿cuántas personas elegirán leer poesía? ¿Será quizá que no sabemos lo que es poesía o que el “poesía eres tú” no nos es suficiente o, simplemente, no lo comprendemos porque tampoco nos interesa?

Nos guste o no, leer siempre será una herramienta fundamental de nuestro día a día porque para ser exitosos debemos saber leer la vida y lo que hay en ella. Sin embargo, leer poesía va más allá de pasar los ojos sobre un texto, leerla nutre nuestras vidas. Es por ello que a continuación se enumerarán algunos poemas que nos llevan al concepto mencionado.

Es usual que la poesía se asocie a la cuestión amorosa, pues pareciera ser el lenguaje de los amantes. La poesía vista como el código de los que aman. Sin embargo, se puede pensar en que esta expresión es el código para todo lo que, en palabras cotidianas, no nos atrevemos a decir.

Gustavo Adolfo Bécquer es quien ha marcado una de las definiciones más breves, pero con gran contenido, la cual se resume en su famoso verso “Poesía eres tú”. No obstante, en la Rima IV, Bécquer le atribuye al misterio, la naturaleza, el sentimiento, al amor la permanencia de la poesía, pues pareciera ser la creación misma de todo. La trascendencia de ella va más allá de la existencia del poeta porque, como al principio de todo, lo que crea es la palabra o, quizás la poesía.

“Rima IV”

Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!

[Fragmento]

Recordemos que, en el Romanticismo, la poesía fue un tópico recurrente y en él se vertía la idea del azul como poesía y su correspondencia con la melancolía del poeta. Eso no sólo se halla en Bécquer sino en escritores como Novalis. Sin embargo, como todo concepto o vista como un signo, la poesía evoluciona y se llena de contenido.

Más hacia el siglo XX, tenemos la visión del poeta chileno Neruda, quien considera que la poesía es aquel ser que nos dota de conocimiento, ese creador que al nombrar, hace que las cosas existan y que, por ende, las percibamos tanto con los sentidos como con el alma. Esta idea no es tan alejada de la que tenía Bécquer, por el contrario, es complementaria.

La poesía

Yo no sabía qué decir, mi boca
no sabía
nombrar,
mis ojos eran ciegos,
y algo golpeaba en mi alma,
fiebre o alas perdidas,
y me fui haciendo solo,
descifrando
aquella quemadura,
y escribí la primera línea vaga,
vaga, sin cuerpo, pura
tontería,
pura sabiduría
del que no sabe nada

[Fragmento]

Octavio Paz  remata nuestra idea de la poesía como creadora de nuestro universo dándole un espacio en el sueño (aunque recordemos que la vida es sueño) y es quien engendra aquello que no se puede decir con las palabras cotidianas, pues es la contradictoria idea de crear y destruir cualquier concepto conforme se lee o se hace poesía.

La poesía

Eres tan sólo un sueño,
pero en ti sueña el mundo
y su mudez habla con tus palabras.

Rozo al tocar tu pecho
la eléctrica frontera de la vida,
la tiniebla de sangre
donde pacta la boca cruel y enamorada,
ávida aún de destruir lo que ama
y revivir lo que destruye,
con el mundo, impasible
y siempre idéntico a sí mismo,
porque no se detiene en ninguna forma
ni se demora sobre lo que engendra.

[Fragmento]

Con toda esta exposición, podría decirse que la poesía es la máxima representación del poder de la palabra, incluso de la literatura en sí misma, pues no sólo representa un reto para el lector, sino que, en cualquiera de sus formas, es creadora de imágenes y de vida en general para quienes logran desentrañar sus metáforas y demás figuras, así como su sentido. Sin embargo, hoy no se lee tanta y los poetas están condenados al olvido.

Volvamos a nuestra pregunta ¿será que no leemos poesía por falta de definición? La respuesta es incierta. Pero lo que representa la poesía es la encarnación de génesis, el lenguaje de los amantes y la definición verdadera de cualquier hecho o sentimiento, sólo hay que (re)conocer su código.

[1] http://www.beta.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2018/EstSociodemo/MOLEC2018_04.pdf

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