Un acercamiento tangencial a «El quinto postulado» de Luigi Amara

Foto de la FIL de Guadalajara.

Si una secante corta a dos rectas formando a un lado ángulos interiores cuya suma es menor que dos rectos, las dos rectas, prolongadas indefinidamente, se cortan en el lado en que están los ángulos menores que dos rectos.

Euclides

 

Si hace algunos años alguien me hubiera preguntado algo sobre rectas paralelas, inmediatamente hubiese aludido a los principios básicos de la geometría. Quizá, para sentir que mi estancia en la Facultad de Ingeniería no fue en vano, hubiese recitado algo como Ax + By + C = 0 (esa es la ecuación general de una recta, ¿cierto?)[1]

Dicho lo anterior, y nada más por pura nostalgia universitaria, quisiera empezar explicando que un postulado significa la aceptación de un principio o razonamiento; se trata del sometimiento voluntario a un fundamento sin demostración alguna. Un postulado es una “noción común”; sin embargo, dicha noción no es del todo evidente, pues de serlo no sería necesario postularla.

En El quinto postulado de Luigi Amara el lector acepta un hecho dado, “dos rectas paralelas son paralelas si tienen la fantasía de converger, pero la sensación constante y casi física de divergir”. En el texto no hay ningún tipo de encuentro o bifurcación entre L1 y L2, se trata de una relación “anticlimática”, sin ascenso, no existe cúspide alguna ni declive.

El autor inserta el deseo como axioma, se explica a sí mismo por sí mismo, pero este pensamiento necesita un vehículo para sostenerse, para “alimentarse y no extinguirse”. He ahí la función de las dos “dialogantes”, una que desea a la otra y otra que desea a la una, la una y la otra que quizá no hacen más que desearse a sí mismas.

Es probable que Shakespeare hubiese preferido beber él mismo una botella de veneno antes que poner sobre el escenario a dos amantes sentenciados a desearse por la eternidad. Vaya obsesión la del dramaturgo por ver ejecutada la condena a muerte (anulación definitiva de cualquier posibilidad) o bien, por generar el encuentro que proporciona la felicidad máxima (de magnitud única, irrepetible y por ello, insostenible). El constante infortunio de los “personajes lineales” que nos presenta Luigi Amara, me hace pensar en las peripecias de los amantes shakesperianos, pero a diferencia de Romeo y Julieta, por ejemplo, en este texto los personajes viven del deseo infinito (¿o es el deseo el que vive de ellos?).

En El quinto postulado, el deseo no es secreto, no se inhibe; colocado frente al espejo, el deseo se desea a sí mismo. Para fortuna de éste, L1 y L2 no se arrojan cual Narciso; la condena a una esclavitud geométrica mantiene a raya a estas dos y así es el deseo el que logra perpetuar su existencia (si el deseo vive gracias a su portador, ¿no sería acaso una especie de entidad parasitaria?).

Luigi Amara nos presenta un texto en el que logra darle un giro/doblez al cliché melodramático de dos que se desean, el autor lleva al deseo hasta lo que para algunos podría ser la más terrible consecuencia: la eternidad.

Mientras mi mente organizaba algunas ideas en relación al otro lado de El quinto postulado, es decir, a Dobleces, recordé un cuento de Italo Calvino y, antes de continuar con mi hilo de ideas, decidí hacer una relectura de La forma del espacio. Creo pertinente aclarar este hecho puesto que modificó sustancialmente lo que pretendía escribir en relación al ensayo/plegado de Luigi.

Finalmente, y sin ánimo de restarle diversión al lector cuando se encuentre con el juego papirofléxico de Dobleces, únicamente me gustaría dejarle al lector las siguientes palabras de Calvino para que sean consideradas al desplegar su lectura:

Los mismos renglones y aun las sucesiones de letras y de palabras pueden muy bien desenrollarse en su hilo negro y tenderse en líneas rectas continuas paralelas que no significan nada más que ellas mismas en su deslizarse continuo sin encontrarse nunca.

 

Texto por: Yarazai Simbrón

Bibliografía

Luigi Amara, El quinto postulado / Dobleces, México, Sexto Piso, 2018.

[i] Luego de una rápida consulta en internet, efectivamente (lo digo con cierto orgullo/alivio), Ax + By + C = 0 es la ecuación general de la recta.

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