Ejercicios de Aldous Huxley para fortalecer tu vista

 

Aldous Huxley es uno de los pensadores más influyentes del siglo XX. Gracias a obras como Un mundo feliz (1932) y Las puertas de la percepción (1954) se ganó la admiración de la crítica y de miles de lectores, quienes, aún hoy en día, lo colocan como un autor clásico dentro de las letras universales.

Cuando apenas tenía 16 años, Huxley sufrió un cuadro severo de queratitis punctata que lo dejaría prácticamente ciego. Sin embargo, su perseverancia lo llevaría a aprender el sistema braille para leer e, incluso, tocar el piano. Obstinado en no perder la capacidad visual, el autor puso en práctica el método de William Horatio Bates para reeducar la vista.

A pesar de que las investigaciones de Bates no estuvieron del todo aceptadas por el gremio oftálmico de la época, ayudaron a Aldous Huxley a aprender una manera diferente de ver y utilizar los ojos. Es el propio escritor quien nos dice la importancia de la mente en el proceso de la vista, señalando, incluso, el papel de los sentimientos en este intrincado sistema.

Es a partir de esto que Aldous Huxley escribe, en 1942, El arte de ver, libro con el que, en sus propias palabras, agradece a W.H. Bates por su método de reeducación visual:

Escribí este libro, sobre todo, para saldar una deuda de gratitud al precursor de la educación visual, el doctor W.H. Bates, así como a su discípula, la señora Margaret D. Corbett, a cuya capacidad como maestra debo la mejoría de mi visión.

Sin más dilación, he aquí los ejercicios que Aldous Huxley enlista en este programa de reeducación visual:

  • No fijes la vista en los objetos, procura ser consciente del movimiento ocular, pues fijar la mirada es cansado.
  • Tapa tus ojos con las palmas ahuecadas, relaja tus ojos y trata de “ver el vacío” o la oscuridad. Haz esto varias veces al día manteniendo una respiración relajada. La relación entre la respiración y la vista es sutil pero poderosa.
  • Mueve suavemente la cabeza y el cuerpo en la dirección de la mirada: observar se realiza con todo el cuerpo, no solamente con los ojos.
  • Haz pausas de vez en cuando para parpadear rápidamente y mover los ojos con los párpados cerrados. Esto lubrica la córnea y le permite descansar.
  • Emociones como el enojo y la tristeza literalmente pueden “nublar la mirada”, puesto que la vista depende del mismo sistema nervioso.

Gracias a Bates, Huxley entendió que el proceso de la vista ocurre en tres momentos: la sensación, la selección y la percepción. La primera incluye todo lo que entra en nuestro campo visual cuando tenemos los ojos abiertos, en especial lo que ocurre en el campo periférico. Nuestros ojos se fijan sobre ciertos objetos cuando los llevamos conscientemente hacia ellos, pero esto quiere decir que al mismo tiempo filtramos mucha de esa información visual de manera inconsciente, algo que al final generará fatiga visual.

La selección es el momento en que llevamos nuestra atención consciente a una parte de ese campo visual y la separamos del resto. Esto obliga a los ojos a fijarse en ciertos objetos sobre otros y es lo que nos permite leer, por ejemplo. Por último, la percepción es la interpretación que hace nuestro cerebro de un objeto que entra en el campo visual. 

En gran parte de la obra de Aldous Huxley, la mente juega un papel predominante y resulta curioso percatarse que este libro no es la excepción. Las emociones, el enfoque de ellas y otros factores psicológicos son elementos que deberíamos considerar para tratar y mejorar nuestra vista, ya que en un momento que los estímulos visuales son tan predominantes, la salud visual se ha vuelto una prioridad.

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