Eduardo Galeano, el sentipensante del sur

 Me gusta la gente sentipensante, que no separa la razón del corazón. Que siente y piensa a la vez. Sin divorciar la cabeza del cuerpo, ni la emoción de la razón.

Eduardo Galeano[1]

 

Una de las grandes voces que acompañaron los hechos trascendentales en los sectores socioculturales de Latinoamérica y el mundo fue la de Eduardo Galeano. El sentipensante del país pequeño de América Latina, Uruguay, rodeado de grandes voces entre las que se cuentan Mario Benedetti, Horacio Quiroga, Juan Carlos Onetti, Juana de Ibarbourou, Delmira Agustini, entre otros, pero grande en ideas.

Eduardo nació un 3 de septiembre de 1940 en Montevideo, aunque en 1973 estuvo exiliado en países como Argentina y España, teniendo en cuenta que pensar es un problema en escenarios sociales chambones y jodidos. Sin embargo, en 1985 Eduardo retorna a Uruguay hasta el día de su muerte el 13 de abril de 2015.

Fue un escritor de diferentes libros entre los que se destacan:  Espejos de una historia casi universal, El Fútbol a sol y sombra, Patas arriba: la escuela del mundo al revés, Los nacimientos, Días y noches de amor y de guerra, Las palabras andantes, Los hijos de los días, El libro de los abrazos, Memoria del fuego, Las venas abiertas de América Latina, etc.

Libros que han sido traducidos a diferentes idiomas, lo que refleja la unión de géneros literarios como la narración, la poesía, el ensayo y la crónica y devela una síntesis de la realidad y la memoria para ofrecer las voces del alma y la calle que son la vida misma.

Obtuvo diferentes premios en el escenario cultural y algunos son: El de la casa de las Américas de Cuba, El American Book Award de la Universidad de Washington y la Medalla de Oro del Circulo de Bellas Artes de Madrid. Premios que se convirtieron en un aliciente a su compromiso social de una Latinoamérica y de un mundo menos chambón y jodido por sus hijos.

En esa misma línea, uno de los libros que contó la postura de las mujeres en los campos socioculturales fue Mujeres de 1995. En él las mujeres contaban sus pensamientos y sentimientos en Uruguay y Latinoamérica con posturas críticas y propositivas, un ejemplo de esto es:

1976, En una cárcel del Uruguay; pájaros prohibidos.

Los presos políticos uruguayos no pueden hablar sin permiso, silbar, sonreír, cantar, caminar rápido ni saludar a otro preso. Tampoco pueden dibujar ni recibir dibujos de mujeres embarazadas, parejas, mariposas, estrellas ni pájaros.

Didaskò Pérez, maestro de escuela., torturado y preso por tener ideas ideológicas, recibe un domingo la visita de su hija Milay, de cinco años. La hija le trae un dibujo de pájaros. Los censores se lo rompen a la entrada de la cárcel.

Al domingo siguiente, Milay le trae un dibujo de árboles. Los árboles no están prohibidos, y el dibujo pasa. Didasko le elogia la obra y le pregunta por los circulitos de colores que aparecen en las copas de los árboles, muchos pequeños círculos entre las ramas:

– ¡Son naranjas! ¿Qué frutas son?

La niña lo hace callar:

  • Sssshhhh

Y en secreto le explica:

  • ¿No ves que son los ojos? Los ojos de los pájaros que te traje a escondidas.

Págs. 53 y 46.

Entonces, el anterior fragmento es el reflejo de la libertad como instrumento que posesiona la postura social de mujeres en escenarios de reprensión que pueden sobrellevarse acudiendo a elementos como las artes.

Al mostrar a las mujeres como esas heroínas que luchan diariamente en campos de represión encontramos figuras como: Rosa Luxemburgo o Rigoberta Menchú; por su propia hermosura o talento, como Marilyn Monroe o Rita Hayworth, Camille Claudel o Josephine Baker. Pero también cuenta las hazañas colectivas de mujeres anónimas: las que lucharon en la Comuna de París, las guerreras de la revolución mexicana, las que en un prostíbulo de la Patagonia Argentina se negaron a atender a los Soldados que habían reprimido a los obreros. Es decir, la mujer como heroína en medio del caos social.

Para concluir esta reflexión, el llamado es a leer a Eduardo Galeano como una de las voces que expusieron los diferentes escenarios sociales de los sujetos latinoamericanos y del mundo; una postura sentipensante a pesar de las adversidades o, en palabras suyas:

Yo creo que fuimos nacidos hijos de los días, porque cada día tiene una historia y nosotros somos las historias que vivimos.

 

Referencias bibliográficas

Bolaños, C. S.; Cadavid, M. J. H; Martínez, L. J. y Sánchez, L.C. F. (1996). Lengua Castellana 11. Bogotá: Grupo Editorial Norma Educativa S.A.

Galeano, E. (1995). Mujeres.  Madrid: Editorial Alianza Cien. Pág. 53 y 46. 

[1] Periodista y escritor uruguayo.

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