Retratos de la muerte para la muerte

Desde la antigüedad, la preservación de las imágenes ha sido importante para el hombre como se puede apreciar en las pinturas rupestres donde se representaban pasajes de la vida diaria, la naturaleza y animales de aquel entonces. Posteriormente, surgieron maneras más sofisticadas de representar al hombre y su entorno con la premisa de retratarlo apegándose a la realidad.

De esa manera, la búsqueda por capturar la esencia humana pasó por diferentes disciplinas y técnicas como la pintura al fresco, el mural, el óleo, la escultura de bulto (es decir, aquella que se puede apreciar desde cualquier punto) y el relieve. Sin embargo, para el siglo XIX dicha búsqueda llegó a su perfección gracias a la invención de la fotografía, con la que se pudo captar prácticamente todo lo que se quisiera: personas, animales, edificios, paisajes, obras de arte e, incluso, muertos.

Retratar a los muertos no fue una práctica exclusiva del decimonónico ni de la fotografía, pues se pueden encontrar representaciones de difuntos previas ya que, la muerte en sí, ha sido una de las grandes inquietudes del hombre, quizá por su simple naturaleza mortal. Por ejemplo, las máscaras mortuorias de las culturas egipcia y maya mostraban el rostro del difunto mediante metales y piedras preciosas, costumbre que se retomó en la Edad Media y se destinaba únicamente para los nobles.

Sin embargo, fue en el Renacimiento y, posteriormente, durante el Barroco que se tomaron todos lo elementos de la preservación pictórica y escultórica de la muerte para cultivar el concepto post mortem que se retomó de la cultura clásica, lo cual tuvo su máxima expresión con los cuadros de Rembrandt donde se observan bellos estudios anatómicos. Asimismo, durante el siglo XVIII y tras la necesidad de retratar lo más realista posible a la muerte se recurrió a preservar la imagen de los fallecidos mediante pinturas, costumbre que se catapultó hacia el tránsito de los siglos XVIII y XIX[1].

La predilección de los retratos de difuntos se consolidó a mediados del siglo XIX con la invención de la fotografía. Dicha costumbre apareció por vez primera en París, Francia, en 1939[2] (año en el que el invento llegó a México) y gracias a que la imagen obtenida recreaba la realidad del momento, además de que era más accesible (y barato) acudir a un estudio fotográfico o que el fotógrafo fuera a la casa del fallecido para realizar la sesión.

De esta manera, la fotografía reemplazó a la clásica pintura de retrato y se posicionó en el gusto de todas las clases sociales, no sólo por la abismal diferencia de costo que había entre una y otra, también por la capacidad de capturar el instante de la manera más objetiva y llana posible para el momento, pues con la pintura se corría el riesgo de que el ingenio y talento del artista hiciera algunas concesiones y con ello, modificara lo que realmente sucedía.

Retrato del cadáver de Víctor Hugo (1885)

Sin morbo ante los retratos de la muerte

Antes que nada, es importante mencionar que los retratos de muertos o difuntos no tienen un sentido morboso o de curiosidad insana. Por el contrario, lo que se buscaba era honrar y preservar de la mejor manera el recuerdo del que se va, ya que, si se observa con ojos actuales, la práctica resulta ser rara, horrorosa, tenebrosa o, incluso, podría relacionarse con prácticas relacionadas a la brujería cuando esa no fue su intensión. Asimismo, es importante recordar que cuando se dio el boom de la fotografía, la corriente artística que predominaba era el Romanticismo, en el cual se tenía un especial aprecio y nostalgia por la muerte derivados de la herencia del gótico medieval.

Con lo arriba expuesto, resulta un poco más comprensible el fin que tenía la fotografía mortuoria. De igual manera, es importante recordar que el siglo XIX fue un siglo muy agitado, política, científica e industrialmente, pues gracias a la conformación de nuevas naciones y reinos se tuvo como consecuencia múltiples guerras, que generaron escaques de suministros, hambrunas, plagas y, por ende, la muerte de gran parte de la población.

También durante este siglo se tuvo un gran desarrollo tecnológico que permitió la invención de diferentes máquinas y el perfeccionamiento de otros mecanismos que ya se tenían. De esta manera, fue que surgió la fotografía y rápidamente entró en el gusto de la población mundial relegando ligeramente a la pintura de retrato a la que sólo tenían acceso las personas adineradas.

México: sus ángeles y angelitos

Como se ha mencionado previamente, el fenómeno de la fotografía post mortem fue una práctica mundial, por lo que el México decimonónico no fue la excepción. Aunque el auge en nuestro país se dio durante la segunda mitad del siglo XIX cuando la fotografía ya se había aclientado y gozaba de gran popularidad en todos los estratos sociales.

Es importante mencionar un pequeño antecedente, pues al igual que en Europa, en la entonces Nueva España, a partir del siglo XVII, se cultivó la pintura mortuoria entre las élites, ya que ellos era los únicos que podían pagar los elevados precios. Dentro de dichas obras se encuentran retratos como los de las monjas coronadas fallecidas, donde se observan a las mujeres, algunas jóvenes y otras de edad avanzada, recostadas plácidamente sobre sus camas aparentando estar dormidas, ataviadas con sus hábitos y emblemas distintivos de sus órdenes. También se encuentran los famosos retratos de infantes muertos, que representaban la tradición de “la muerte niña”[3], pues se les retrataba bajo la simulación de estar dormidos.

                           

Posteriormente, durante la primera mitad del siglo XIX, los retratos de niños fallecidos continuaron, pero bajo el nombre de “angelitos”, pues el principal objetivo de ellos era representarlos como si estuvieran tranquilamente dormidos de la manera más apacible, además de que se consideraban ángeles por la temprana edad en la que habían fallecido. Dichos retratos se popularizaron y permitió que a la llegada de la fotografía se colocaran como un género muy solicitado y todo un nicho para la creciente industria fotográfica en México.

Ante tal situación, las fotografía de “angelitos”, al ser un producto rápido, sencillo y accesible para la población, permitía a los familiares de los difuntos no sólo tener un último recuerdo de ellos, sino realizarles una despedida digna y hacer más llevadero el duelo[4]. Asimismo, de manera involuntaria, se creó la oportunidad que se convirtió en un nicho para el negocio fotográfico y con ello, el fotógrafo más famoso y de los que más fotografías se conservan a la fecha es Romualdo García.

Dentro de las imágenes post mortem que capturó Romualdo, se encuentran múltiples fotografías de niños, mujeres y hombres, en los cuales se aprecia un bello y delicado montaje que dota de dignidad, cariño y respeto a quienes se les fotografía por última vez. Las fotografías más solicitadas fueron las de infantes muertos, ya fuera que aparecieran solos simulando estar dormidos o acompañados de sus familiares.

                                              

Resulta interesante el papel que desempeñó la fotografía en el amplio espectro, pues formó parte del testimonio visual del momento y, por ello, pasó a considerarse evidencia tanto jurídica como histórica, tanto que las fotografías post mortem fueron consideradas anexos en los documentos notariales y eclesiásticos, ya que daban fe de lo que pasaba.

Retratos de muerte - angelito

En ese tenor, cabe traer a la memoria una emblemática imagen post mortem del México del siglo XIX, el cadáver del emperador Maximiliano I de México, quien fue fusilado el 16 de junio de 1867 en el Cerro de las Cruces en Querétaro. Esa fotografía recorrió no sólo el país, sino el mundo entero y dejó un fuerte estigma sobre la política nacional.

Retratos de muerte - Maximiliano I
Cadáver de Maximiliano I de México (16 de junio de 1867)

Con el trascurrir de los años, la fotografía post mortem decayó  del gusto de la población, pues pasó a considerarse de mal gusto, inapropiada y morbosa gracias a la naciente y fortalecida moralidad de principios de siglo XX que priorizaba la fe cristiana y la valoración del cuerpo vivo y convirtió en tabú al cadáver. Incluso, muchos de los retratos que se realizaron en el siglo anterior fueron destruidos por los descendientes de los difuntos por ser “macabros”.

En la actualidad, gracias a la herencia moral del siglo XX respecto a la concepción de la muerte donde los familiares se convierten en dolientes que no superan fácilmente la pérdida de un ser querido, resulta inimaginable tener o resguardar imágenes, en este caso fotografías, de algún cadáver cuando en el siglo XIX era una forma de asimilación rápida y y digna de la muerte.

A pesar de los múltiples estigmas y prejuicios que se formaron alrededor de las fotografías post mortem, se ha comenzado una revaloración entorno a ellas y de lo que realmente pretendían representar. Gracias a ello se podrá entender de mejor manera la práctica sin ejercer juicios apresurados y descontextualizados.

 

Bibliografía

Aguilar Ochoa, Arturo. (1991) La fotografía durante el imperio de Maximiliano. México: UNAM. P.191

Debroise, Olivier y Elizabeth Fuentes Rojas. (1994). Fuga Mexicana: un recorrido por la fotografía de México. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. P.224.

https://www.lacamaradelarte.com/2018/11/retrato-post-mortem.html

https://magnet.xataka.com/que-pasa-cuando/memento-mori-la-tenebrosa-tradicion-de-fotografiar-a-los-muertos-como-si-aun-estuvieran-vivos

http://elfotoperiodismo.blogspot.com/2012/09/la-fotografia-en-mexico.html#:~:text=De%20acuerdo%20a%20Oliver%20Debroise,nuestro%20pa%C3%ADs%20por%20comerciantes%20franceses.

http://www.tanatologia-amtac.com/descargas/tesinas/252%20post.pdf

http://elfotoperiodismo.blogspot.com/2012/09/la-fotografia-en-mexico.html#:~:text=De%20acuerdo%20a%20Oliver%20Debroise,nuestro%20pa%C3%ADs%20por%20comerciantes%20franceses.

[1] Visto en https://www.lacamaradelarte.com/2018/11/retrato-post-mortem.html

[2] Tomado de https://magnet.xataka.com/que-pasa-cuando/memento-mori-la-tenebrosa-tradicion-de-fotografiar-a-los-muertos-como-si-aun-estuvieran-vivos

[3] Visto en http://www.tanatologia-amtac.com/descargas/tesinas/252%20post.pdf

[4] Ibíd

Déjanos tu comentario
Tags:

Tal vez pueda interesarte...