Jorge Luis Borges: ¿qué son los textos clásicos?

 

Usualmente, cuando hablamos de las lecturas que hemos hecho a lo largo de nuestra vida tratamos de dar nombres de esos que, según nosotros, son los grandes de la literatura, ya sea universal o en algún idioma en particular. Incluso, a veces nos referimos a ellos como “los imprescindibles”, esos que todos deberían haber consultado en su vida académica sin importar la profesión que desempeñen.

Sin embargo, ¿qué es aquello que le da a ciertos textos la categoría de clásicos? La respuesta es compleja pues tenemos cánones dentro de la educación tradicional, es decir, la primaria, secundaria o, incluso el bachillerato, donde nos obligaban a leer a esos “clásicos” que, según el profesor en turno, es nuestro deber leer para no ser unos neófitos en la materia.

Lo cierto es que pocas veces queda clara la relevancia e importancia de esas novelas, cuentos o autores que, nos prometieron, nos librarían de la ignorancia. En ocasiones, pasan los años y seguimos sin comprender por qué en el plan de estudios El Cantar del Mío Cid es una lectura para jóvenes de nivel básico, cuando incluso los mismos críticos de la literatura van descubriendo más y más informaciones.

Sé que esto parece más una queja o una volcadura en texto de los traumas que como estudiante me tocó vivir y que, quizás hasta la fecha, siga cargando cuando doy clases. Por esta razón decidí recurrir a un ensayo que me ayudara a comprender qué es eso que llaman “los grandes clásicos de la literatura” y qué mejor que ir a preguntarle a Jorge Luis Borges, precisamente hoy, en su aniversario luctuoso.

Y para no darle tantos rodeos centrémonos en el texto “Sobre los clásicos” que se encuentra en Otras Inquisiciones del mencionado autor argentino. Ahí parte del I Ching para comentar la devoción de grandes estudiosos como Confucio para dedicar gran parte de su vida al estudio de dicha obra, pero no sólo como parte de la erudición sino como un acto de fe. Posteriormente, Borges se explica con lo siguiente:

Clásico es aquel libro que una nación o un grupo de naciones o el largo tiempo han decidido leer como si en sus páginas todo fuera deliberado, fatal, profundo como el cosmos y capaz de interpretaciones sin término. Previsiblemente, esas decisiones varían.[1]

El clásico para Borges es aquel texto que es puesto a prueba por el lector, entre las silenciosas y a veces oscuras bibliotecas, y dentro de él halla la belleza. Jorge Luis Borges menciona lo siguiente:

Las emociones que la literatura suscita son quizá eternas, pero los medios deben constantemente variar, siquiera de un modo levísimo, para no perder su virtud. Se gastan a medida que los reconoce el lector. De ahí el peligro de afirmar que existen obras clásicas y que lo serán para siempre.[2]

Finalmente, y para no hacer más largo este texto, podríamos decir que el clásico no siempre lo puede ser, pues habrá autores que renieguen de sus propias ideas, aunque tengan lectores que los lean con gran fervor y encuentren en esas obras emociones y verdades, es decir, el texto clásico es aquel al que vuelven generaciones de lectores para encontrar esas respuestas más allá de la figura de su propio autor.

Pienso que dentro de la literatura que Borges escribió hay muchos textos que, si bien aún no se convierten en grandes referentes, indudablemente los laberintos de la vida nos llevarán a encontrar esas emociones y respuestas en los cuentos, poemas o ensayos del argentino mentiroso.

 

[1] Borges, J.L. (1952). Otras Inquisiciones tomado de: https://estudiosliterariosunrn.files.wordpress.com/2011/09/borges-jorge-luis-otras-inquisiciones.pdf

[2] Ibidem.

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