El Marginal, un drama infrapenitenciario hiperviolento en tres actos

 

La secuencia inicial de la serie El Marginal, arrancada en 2016 con tres temporadas de gran éxito en Argentina y el mundo, es suficiente como para mantenerlo a uno detrás del monitor por casi treinta capítulos en fila. Un hombre despierta de una jaqueca mortal en medio de un reguero de sangre y un par de cadáveres. Un niño camina por un pasillo lateral con un celular sonando y entra a la habitación de los crímenes. El hombre de la jaqueca responde la llamada donde se le informa que irá a la cárcel por esos asesinatos, y que es labor de él, si quiere recuperar la libertad, dar con información fidedigna que dé con el paradero de una joven secuestrada por algunos de los más peligrosos reos del penal de San Onofre en Buenos Aires.

Si bien una de las máximas de la narrativa contemporánea visual es presentarnos un héroe con más virtudes que defectos y capaz de resucitar como un gato fénix por más de siete vidas, también el arte de todo narrador es tomar los elementos de la magia para cambiarnos el escenario de tal modo que todo lo que nos contó logre resignificarse al final para sorprendernos sin darnos lo que esperábamos, sino algo superior. En este caso, la serie, a lo largo de sus tres exitosas temporadas, es grata y no lo es, porque deja al espectador muchas veces fuera de sus deseos. Lo confunde, lo confronta, no lo deja tomar parte del todo sin apuñalarlo por un costado como a sus personajes.

El Marginal, que no es un personaje en sí, sino un ente colectivo encerrado y fuera de la ley, en su primera temporada se trata de la odisea de Pastor por confrontar a la temida banda de los Hermanos Borges para recuperar de su secuestro a la hija del juez Lunati, pero también lo es para librar venganzas familiares y complejos juegos de contrainteligencia para desequilibrar los turbios intereses que tienen sumido al penal de San Onofre como uno de los más corruptos e infernales de la Argentina con la ayuda de la Sub21, una banda de jóvenes reos, quienes si bien son un dechado de vicios, también llevan dentro de sí la esperanza de esos buenos corazones, los cuales peligran en todo momento en la turbiedad de un ambiente penitenciario.

En la segunda temporada la serie se queda sin héroes representativos, avienta el reloj para atrás y parece presentarnos fichas más débiles en el elenco protagonista. Además, esta vez no son los Borges los reyes del infierno y en la cárcel ahora reina un cartel aún más peligroso, el del Sapo Quiroga con su retablo carnavalesco de chacales, como el Pantera, un matón tartamudo, descomunal y con una inteligencia felina. En esta temporada nadie anda buscando su libertad como en la primera entrega, más bien se trata de una confrontación de locomotoras a su máxima capacidad; personajes antagonistas previamente presentados haciendo sinergia para enfrentar a un mal mayor. Y claro, con tantas o más traiciones como en la primera temporada.

La tercera temporada del El Marginal mezcla un arte dramático de barrio de gran altura con lo mejor del cine penitenciario y lo más selecto de las historias de la mafia que hicieran famosas películas como El Padrino o series como Los Soprano a finales de los años 90. Además, se aumenta la intensidad en rubros del erotismo metiéndonos aún más en esas complejas sociedades de los chicos gay, travestis y transexuales, quienes sobreviven en mundos hostiles jamás concebidos para ellos. Por otro lado, se añaden nuevos personajes débiles en apariencia como El Moco, un joven millonario que Los Borges deberán cuidar como su hijo, o Tubito, un multihomicida experto en química que nos hace recordar a Walter White de Breaking Bad pero en una versión mucho más lúgubre.

En suma, esta serie que ya terminó de rodar sus temporadas finales a estrenarse próximamente en nuevos escenarios y confrontando de nueva cuenta a viejos enemigos, ha logrado ser un éxito total en lugares como Estados Unidos, donde ya se han rodado versiones tropicalizadas bajo el nombre de El recluso. Además, ha mostrado de forma cruda y humana esas subculturas urbanas olvidadas de villeros argentinos que se mueven al interior de las cárceles.

Por otro lado, tanto los trabajadores sociales como psicólogos de estos lugares de reclusión han sido tomados en cuenta como piezas dramáticas fundamentales en los hilos narrativos de la serie. Además, no se olvida tocar lo oscuro y lo podrido de esas instituciones penitenciarias corrompidas desde la cúpula en la dirección de la cárcel, hasta sus brazos armados en los guardias custodios que juegan tanto para los de arriba, como para los de abajo, quienes casi siempre terminan emparedados por ese mal juego de servir a los dos bandos y no servir a ninguno.

El Marginal ofrece peleas a muerte, meticulosos planes de fuga, proxenetas que lucran con las familiares de los presos, cantantes famosos encarcelados y vueltos mascotas de los peores criminales, futbolistas que tocaron fondo, criminales que salen a delinquir a las calles para regresar por la noche a la cárcel como si fuera un hotel, gente de talla pequeña tan entrañable como el mismísimo Tyrion Lannister de Juego de Tronos y un paseo por cada rincón de una de las prisiones más decadentes de la Argentina como la cárcel de Caseros inaugurada en el siglo XIX, que fue reanimada para el rodaje de la serie. Además, como extra, y desde el primer capítulo, los amantes del lenguaje y sus posibilidades tendrán una interesante cátedra de lunfardo criminal carcelario argentino que no podrán rechazar.

Así que ya saben, si están buscando una serie latinoamericana que reúna buen drama, violencia al por mayor y comedia negra en Netflix, tal vez El Marginal les brinde una buena dosis en 28 capítulos de pura adrenalina visual.

Autor: David V. Estrada

El Marginal

Dirección: Alejandro Ciancio, Javier Pérez, Luis Ortega y Adrián Caetano.
Guionistas: Israel Caetano, Nicolás Marina, Silvina Olschansky, Sebastián Ortega, Guillermo Salmerón y Natalia Torres.
Protagonistas: Gerardo Romano, Claudio Rissi, Nicolás Furtado, Juan Minujín, Abel Ayala, Ignacio Sureda, Roly Serrano, Martina Gusman, Rodrigo Noya y Daniel Pacheco.
Productores: Gonzalo Armendares, Pablo Cullel, Gustavo Errico, Pablo Flores y Sebastián Ortega.
País: Argentina.
Empresas productoras: Underground Producciones y Televisión Pública Argentina.
Años de producción: 2016, 2018 y 2019.

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