Deshielo y otros poemas – Pilar Sanjurjo (Argentina)

Deshielo

 

Un cubito de hielo
                     se desliza
por mi hombro
                       y cae
como en un tobogán
por mi clavícula.

 

Deja huellas en el esternón
y se deshace en el ombligo,
deja una laguna melancólica
que salpica mi dedo índice
                                               -quiero más,

quiero más de ese frío erizando
cada pelito que raspa
                                      áspero,

juega con la tensión
de la insoportable necesidad
de querer más. 


No es cruel, es su esencia
acuosa y vacía, que se derrite
cuando roza el sol,
                              no entiende
y se desintegra con el tacto
que le entrega la sangre.

 

No le niego mi piel,
me entretengo con su limitado
tiempo de furia
                            lo dejo
lo dejo esconderse en mi boca
para que sueñe con vapor
y besos de otra especie.

 

Reloj de arena 


Me persigue un reloj
llueve arena de su vientre
cae lenta,
        suavemente,
               se amontona y acumula en la costa.


Contemplo
que se me pasa la hora,
que ya estoy en hora
de sumergirme. 


La playa se inunda,
me dejo llevar por la
marea que, como engranajes rotos
me devuelve a la orilla,
rechaza mi ritmo
             la ausencia también es un tiempo.


No hay fuga posible. estoy como
sonámbula, la correntada
me revuelve el
estómago/pelo/la ropa se rasga
            ¿cómo se escapa del zig-zag?


             Me vuelvo sal y
     me adhiero como parásito a los
            caracoles/algas/corales
             los golpes están puliendo mis hábitats.


En un momento no voy a ser
             más que marcas,pero eso ya no interesa
             no es una épica despedida
no soy
             mártir de la carencia.

 

Viaje 


Pensé en hacer poema
la vez que volvía de Almagro
con una persona
que había conocido
esa tarde-madrugada
[disculpa si desvarío, es
que el tiempo juega conmigo]


Hablábamos para mantenernos
alertas,quizás una de otra
el sol se fortalecía como
en una lupa con la ventana
del tren y nos cegaba de a poco.
Anestesiaban el sueño
sólo nuestras voces


Banfield, domingo 11 am


Alguien decide morir
el día de la semana
que nadie parece soportar
y se cruzan en el camino
su muerte y mis pasos:
sólo buscamos desmayarnos
él entre vías, yo en mi colchón

            

******

 

Días corren acelerados,
no los alcanzo, los dejo escapar.
Mis movimientos tan a destiempo
retroceden en el
                              tic – tac
de los relojes. 


Los días se diluyen en la canaleta de mis párpados.


Elaboro teorías, una máquina del caos.
Estalló en Pakistán
y como un tsunami, sus ondas
impactan acá. 


Me lo dijo alguien en una pregunta
de esas que ponen en evidencia
el detrás del mundo:

¿escuchaste al gallo cantar esta noche?

Y entre el cableado eléctrico y mis pupilas,
su cacareo entonó
“pasan cosas raras en Pakistán”
y lo supe, vio al tiempo huyendo de la vida
encadenado a la medianera,
como quien se para en los bordes de un puente
imaginando cómo sería saltar.

 

Pilar Sanjurjo Murujosa (Burzaco, Bs. As., Argentina, 1997)

Es estudiante de Sociología, trabajadora de la educación y poeta de la urbanidad. Conoce más de su trabajo aquí

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