Alfonsina Storni: entre el mar y la tormenta

Alfonsina Storni es una de las más importantes poetas en lengua hispana ya que, por sus ideas, se adelantó a su época y, por sus formas, dio visibilidad a la voz poética femenina dentro del modernismo. Usualmente, Alfonsina suele estar escondida tras la imagen suicida, sin embargo, esta mujer es alguien más allá que la romantización de un problema psicológico.

Entre la biografía y el mito

Ella nació en Suiza el 29 de mayo de 1892, pero su crianza fue en Argentina, en San Juan específicamente. Realmente, dentro de su historia de vida hay mucho que se puede rescatar, ya que, a diferencia de otros escritores donde se cita que desde pequeños tenían inquietudes y demás lugares comunes para conformar la figura del ”genio”, cosa que tampoco se niega en la poeta,  Alfonsina destaca por todos los caminos que ella misma se construyó, pues si bien tuvo que abandonar la escuela por su estrechez económica, no cesó en la busqueda se sí misma y fue gracias a ello que se graduó como maestra rural.

En aquella época también comenzó a publicar sus poemas en revistas locales y para 1919 se encargó de una sección en La Nota y más tarde en el periódico La Nación donde se comprometía a escribir sobre los asuntos femeninos:

«Llegará un día en que las mujeres se atrevan a revelar su interior; este día la moral sufrirá un vuelco; las costumbres cambiarán» (en «Cositas sueltas»). A menudo se refiere, no sin ironía, a la actitud de las mujeres huecas; por ejemplo, en «Diario de una niña inútil» habla de las vidas tediosas y superficiales de las caza-novios. Asimismo, escribe sobre el derecho al voto femenino —que las leyes argentinas no aprobarán hasta 1946— y cuestiona las pesadas tradiciones que les impide a la mayoría de mujeres a elegir un camino más allá del matrimonio.[1]

Ahora bien, Storni escribió poesía, dictó conferencias y se dedicó a la docencia. Con todo lo anterior, logró abrirse paso entre los intelectuales entre quienes destacan Horacio Quiroga y un joven ultraísta Jorge Luis Borges. Sin embargo, hay quienes mencionan sus ataques nerviosos por los cuales debe ir al Mar de la Plata a descansar, no obstante, su compromiso literario es lo que la hace volver.  Alfonsina fue gran amiga de Horacio a quien le dedicó un poema tras el suicidio de éste, el cual más o menos versa así:

Morir como tú, Horacio, en tus cabales,
y así como en tus cuentos, no está mal;
un rayo a tiempo y se acabó la feria…
Allá dirán.
Más pudre el miedo, Horacio, que la muerte
que a las espaldas va.
Bebiste bien, que luego sonreías…
Allá dirán.[2]

Para cerrar este apartado, se debe mencionar cómo es que se romantizó su muerte. Se sabe que Alfonsina fue operada de cáncer de mama, sin embargo, esto era nada para ella ya que se mantuvo en la lucha por un tiempo. Storni tomó la decisión de darle fin a su vida el 25 de octubre de 1938 al arrojarse al Mar de la Plata. Para no ahondar en este trágico suceso de una manera tan inapropiada, mejor escuchemos a Mercedes Sosa, quien nos regaló una versión más poética y menos vana a la que se podría expresar en este texto.

El legado poético más allá del mar

Como se mencionó párrafos arriba, Alfonsina Storni perteneció, si queremos adjudicarle algún movimiento, al modernismo. Dicho movimiento es más recordado por su fundador, Ruben Darío, quien supo adaptar sus formas afrancesadas al español y trajo de aquellos poetas modernos los tópicos. Storni cultivó este estilo y prueba de ello es su poema “La caricia perdida”:

Se me va de los dedos la caricia sin causa,
se me va de los dedos… En el viento, al rodar,
la caricia que vaga sin destino ni objeto,
la caricia perdida, ¿quién la recogerá?
Pude amar esta noche con piedad infinita,
pude amar al primero que acertara a llegar.
Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
La caricia perdida, rodará… rodará…
Si en el viento te llaman esta noche, viajero,
si estremece las ramas un dulce suspirar,
si te oprime los dedos una mano pequeña
que te toma y te deja, que te logra y se va.
Si no ves esa mano, ni la boca que besa,
si es el aire quien teje la ilusión de llamar,
oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,
en el viento fundida, ¿me reconocerás?

La métrica de estos versos mayores  recuerdan mucho al poema “Sonatina” de Rubén Darío ya que no sólo el ritmo es similar, sino también por algunos tópicos como la espera, por un lado, de la voz poética y por el otro de la princesa:

La princesa está triste… ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

Para finalizar, es muy sabido que los temas de Alfonsina fueron el amor y la soledad, pero ella es la poeta iberomericana más importante que nos dejó el modernismo y debemos volver a ella por las ideas que se han quedado escondidas detrás del velo del suicidio. Esta mujer fue prueba del feminismo antes que siquiera se hablara de este movimiento ya que supo forjar su propio camino pese a cualquier adversidad.

 

[1] CVV.(s.f.) Alfonsina Storni.Tomado de: https://cvc.cervantes.es/actcult/storni/biografia.htm

[2] Delgado, Josefina. (S. f.) Biografía de Alfonsina Storni. Tomado de http://www.cervantesvirtual.com/portales/alfonsina_storni/autora_apunte/

 

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