Monitor Scanner – Rogelio Silva Cerna (México)

Aquí tenemos al hombre del cubo 12,300. Le quedan escasos días de memoria. Míralo, asomado a través del panel roto del cubo vecino. Impotente al ver al perro del 12,298 arrastrarse sobre su propia mierda. Le duelen los chillidos del animal. Ese perro chilla porque su dueño está agonizando, igual que la memoria del hombre.

Ahora empuja con dificultad su silla de ruedas. De regreso a su cubo inmundo. Entra y se tira en ese sofá roído y lleno de manchas de vaya a saber qué tipo de fluidos. El olor en ese cuarto debe ser como el del sector aguamierda. ¿Sector de saneamiento extremo de aguas residuales? Así le dirán ellos. Para mí es aguamierda y con esa misma riegan las cosechas para todos estos miserables. ¿Acaso quieres acabar así?

Seguro que los chillidos del perro atraviesan las delgadas paredes de plástico; le deben traspasar los oídos también al hombre y trepanarle el corazón, porque sabe que no puede hacer nada. Ese suspiro es de dolor. Se desespera porque tiene hambre, por eso se agarra el estómago como si quisiera arrancárselo. Nunca antes su proveedora había tardado tanto en llevarle el alimento. Los ácidos gástricos le comen las tripas y la úlcera ya comenzó a punzarle cada vez más fuerte, cada vez más insoportable, así como los chillidos del perro en el cubo vecino.

Sé que te desagradan este tipo de acercamientos, que crees que los mapeos que hago son por puro morbo, pero es mi trabajo. Esto para mí es más que un monitoreo de rutina, es un estudio de la condición humana. Y espero que te sirva a ti, por eso te sigo trayendo.

Ve esos ojos perdidos en la nada, la boca abierta de la que pende un hilo de baba, la barriga hinchada que seguramente es por las úlceras y la ropa inmunda porque ese hombre olvida cuándo asearse. Ve sus uñas amarillas que sobresalen de esas sandalias rosas, sandalias que seguro le pertenecieron a la mujer de su vida, a un fantasma al que debió amar como lo hacen la mayoría de los hombres. ¿Y cómo aman la mayoría de los hombres? Con rutina, con costumbre, con resignación.

Estoy seguro que la degradación de la memoria los convirtió a ambos en simples pedazos de carne, desconocidos el uno para el otro. Ese hombre ya no recuerda las facciones de su mujer, se están corrompiendo en pixeles difusos como los videos que guarda en su teléfono; ese aparato obsoleto que si deja de funcionar le sobrevendrá un terror incomprensible, de perderse, de olvidar por completo quién fue y a quienes lo conocieron. Ese aparato guarda apenas un par de videos y unas cuantas fotografías. No sé qué tan importantes sean para él, pero parece que ni siquiera son momentos muy trascendentes. Uno es el recorrido por una avenida transitada de autos, el otro es el de una excavadora abriendo un hoyo en medio de un lugar inhóspito. ¿Qué significan esas cosas? ¿Puedes decírmelo tú, muchacho? Parece que no hay nada ahí. Quizá esos dos videos le recuerden cuando fue útil, con un trabajo y un propósito. Pero son igual de solitarios y vacíos que el cubo donde se pudre.

En cuanto a las fotografías, sólo puedo pensar que ésa donde aparece una mujer con lentes de sol y traje de baño, ésta otra de un pastor alemán echado en la hierba y ésa en la que aparecen tres muchachos recargados en un auto deportivo son las únicas fotos que valen la pena. Probablemente es él y su esposa, su mascota y sus amigos. No lo sé. Puede que su proveedora lo supiera. Ella insistía en implantarle esos recuerdos, pero los directivos no le hicieron caso.

Tú no lo sabes, pero a residentes como él, está prohibido insertarles recuerdos de dispositivos digitales. Y aunque lo estuviera, en su condición ese par de videos y fotografías equivaldrían a unas qué se yo… millones de posibilidades narrativas; se le freirían las pocas neuronas que le quedan. Así como con los viejos que sufren colapsos con los implantes. Por eso es mejor obtener el implante a tu edad y estado físico, a ti te espera una vida mejor. ¿Entiendes por qué quiero que sigas en las aulas de proyección? Esa es tu única oportunidad. No hagas caso a los estúpidos que dicen que la Corporación es la causante de averiar las memorias en las mismas aulas. Tampoco hagas caso a los que pudiendo tener un implante se niegan a recibirlo. Ya los quiero ver cuando no recuerden ni cómo limpiarse el culo. La enfermedad del olvido es verdadera, existe y sólo algunos cuántos podrán conservar su memoria.

Tampoco sabes que la Corporación no invierte en implantes para gente como la de este sector, pero porque son viejos seniles al borde de la muerte o criminales inclementes que, si pudieran, te robarían hasta el crédito para el pan. Los de este sector simplemente tienen que agarrarse como puedan a sus mentes defectuosas. Pero a veces pareciera que anhelan el olvido, perderse en las telarañas de la memoria y convertirse en fantasmas. Tú tienes una oportunidad, aprovéchala.

A este hombre al borde del olvido le negaron un implante, pero supe que su proveedora estuvo buscando, en uno de los almacenes, una vieja máquina de impresión. Quería sellarle las tres fotografías, “quizá eso le ayude a conservar un poco de memoria”, eso dijo ella, le preocupaba que el aparato dejara de funcionar y sus recuerdos se perdieran. A lo mejor fue un pretexto para entrar a una de las bodegas y robar alguno de los implantes que guardan ahí. Pero esos implantes son porquerías, copias defectuosas que sólo sirven para conseguir la simpatía de las masas en tiempos de “renovar a la Corporación”. Por eso mismo te digo que no abandones el aula. Esa es la única manera de que consigas uno mejor, de patente.

Entiendes que como vigilante tengo prohibido intervenir, ¿verdad? Ya sé que el hombre está sufriendo en este momento, que espera su ración de migajas, pero la proveedora a cargo de ese hombre está dada de baja. Reporté su ausencia hace dos días y me dieron la noticia. Pero no te preocupes, muchacho, el programa Agentes Solidarios le encontrará pronto un reemplazo. Con suerte, la nueva proveedora le imprimirá sus fotografías y lo dejará quedarse con el perro del 12,298. Pero no todo es color de rosa, mañana te llevaré a monitorear el sector de aprovechamiento de residuos orgánicos. Los crematorios no son para cualquiera y una utilidad debe sacarse a todos estos cadáveres vivientes.

Ahora sí, toma el control; puedes ayudarme a traer la MoSca de regreso.

Rogelio Silva Cerna /Colima, Colima, México

Escribe y dibuja. Espera que entre esas dos acciones algún mensaje quede bien plasmado. Algunos de sus cuentos han aparecido en revistas literarias como: Materia Escrita, Himen, Poetómanos, Huraño, Huizapol y en antologías como: Mi casa Mi barrio, Que la media luna te lo cuente, entre otras.

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