Federico García Lorca y la mirada del todo

 

Entre las historias sobrenaturales que se cuentan en México sobresalen las de los nahuales, seres luminosos quienes tienen la facultad privilegiada de sentir la naturaleza del mundo, por eso se convierten en animales y personas diversas porque son capaces de apropiarse de otras sensibilidades. De la misma forma los creadores de arte, específicamente los poetas, comparten esta característica de sentirlo todo desde su experiencia, así lo manifestó Federico García Lorca (1898-1936) en su primera obra Impresiones y paisajes publicada en 1918.

Hay que ser religioso y profano. Reunir el misticismo de una severa catedral gótica con la maravilla de la Grecia pagana. Verlo todo, sentirlo todo. En la eternidad tendremos el premio de no haber tenido horizontes. El amor y la misericordia para con todos y el respeto de todos nos llevará al reino ideal. (Lorca, p. 14-15)

El dramaturgo andaluz da una serie de respuestas a cuestionamientos que van más allá de lo estilístico, filtra un camino entre la crítica literaria y la realidad donde interactúan emisores con receptores de pensamientos, experiencias, sensaciones, etc. Lorca rompe con las dicotomías divisorias de personas en distintas sociedades, pues en ocasiones parecen tan normales en la cotidianidad solidificada, cuya posibilidad de verla diferente es nula.

En lugar de tomar postura por cuestiones del bien o el mal, sagrado-profano, izquierda o derecha, el creador rompe los límites conceptuales convirtiendo las fronteras del espíritu humano en un flujo liminal. Además, en la cita anterior se muestra la búsqueda de la trascendencia del autor en su obra, proyectada gracias a la recepción de sus lectores.

En su obra La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón, cuento en forma de drama, Lorca expone dos realidades contradictorias y en apariencia repelentes con barreras muy delimitadas en la realidad de las clases sociales como la oposición entre una niña, hija de un zapatero, y un príncipe, que encuentran un punto de unión, o, mejor dicho, se muestra la inexistencia de una división entre ambos personajes.

PRÍNCIPE

Niña que riegas la albahaca,
¿cuántas hojitas tiene la mata?

IRENE

Dime, rey zaragatero,
¿cuántas estrellitas tiene el cielo? (Lorca, p.3)

El autor del Romancero gitano rompe las barreras de la condición social tan marcada, con las preguntas anteriores que se hacen mutuamente la niña Irene y el Príncipe, al plantear un elemento unificador entre ambos personajes: la imposibilidad al momento de encontrar una respuesta franca a dichos cuestionamientos. Por un lado, el príncipe pregunta a la hija del zapatero, quien tiene una relación con la tierra al regar la albahaca, la cantidad de hojas que tiene la mata, lo cual es una tarea complicada más no imposible; por otro la niña le contesta con otro cuestionamiento, si eres príncipe y tienes una relación con el cielo entonces dime cuántas estrellas tiene, lo cual es una empresa complicada más no imposible. Lorca les encuentra un punto en común por lo que ambos personajes se enamoran y terminan juntos.

En “Poeta en New York” y en el “Romancero Gitano” también Lorca expone una mirada totalizadora, en el primero con formas caóticas como una ciudad salvaje lejos de su tierra natal y con una crítica aguda al comportamiento humano en una dinámica capitalista que se podría aplicar actualmente a cualquier ciudad del mundo.

La mujer gorda venía adelante
arrancando las raíces y mojando el pergamino de los tambores,
la mujer gorda
que vuelve del revés los pulpos agonizantes.
La mujer gorda, enemiga de la luna,
corría por las calles y los pisos deshabitados (Lorca, p. 13)

En el segundo utiliza formas muy uniformes, octosílabos que representa un mundo tradicional y ordenado. Una realidad conocida y limitada, pero con una voluntad de conocerlo todo.

Lleno de manos cortadas
y coronitas de flores,
el mar de los juramentos
resonaba, no sé dónde. (Lorca, 14)

No saber dónde abre la posibilidad de que dicho lugar se encuentre dentro de una totalidad, la ubicación exacta no se sabe, pero forma parte del todo. Con su poesía, Federico García Lorca alcanzó su nirvana y ahora ya está fundido con el uni-verso.

Autor: Diego R. Hernández

Referencias

https://drive.google.com/file/d/19AgWCjvbyoz3YaoEuiw_LUTJOC2YPFR0/view

https://biblioteca.org.ar/libros/131535.pdf

https://drive.google.com/file/d/1qw_9KZGIFWsU-zRNRN87cWK2pPRxNFBc/view

https://drive.google.com/file/d/1glZM5M19VCrnJi_EBeG5zQYmqyVJ5Nvl/view

 

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