Un paseo literario: guía literaria para dar una vuelta por el mundo

 

Cuando leemos alguna novela o cuento muchas veces tenemos la sensación de que todo es un invento, es por ello que, en varias ocasiones, no nos preguntamos qué pasaría si nosotros estuviéramos en los sitios donde se desarrolla la historia o si aquellos lugares son iguales a los que imaginamos cuando lo leímos. Esta idea resulta interesante porque confrontaríamos la realidad y la ficción y, de manera romántica, podríamos continuar con la ficcionalización al volvernos un personaje al visitar la casa de algún personaje. Por tal motivo, hemos enumerado algunas de las direcciones más famosas para poder visitarlas.

México: Chimalistac

En el siglo XIX, Federico Gamboa escribió una de las novelas más importantes en México durante el Porfiriato titulada Santa. Dicha obra narra la vida de una joven quien se convierte en prostituta debido a las circunstancias de la época, pero que se ve amparada por Hipólito, un ciego que vive enamorado de Santa, hasta el fin de sus días. Uno de los lugares donde se desarrolla esta historia es el pueblo de Chimalistac, donde hoy se encuentra la estación del metro Miguel Ángel de Quevedo, incluso, los nombres de los personajes de la novela fueron considerados para algunas calles (aunque hay que destacar que la calle que hace alusión a Hipólito, se le conoce como la calle de “el hipo” ¿será que quien nombró la calle no leyó la obra de Gamboa?):

Usted no es de México

– Sí soy, es decir, de la capital no, pero sí de muy cerca. Soy de Chimalistac … abajo de San Ángel -añadió a guisa de explicación-, se puede ir en los trenes … ¿No conoce usted…?

La portera sólo conocía San Ángel por sus ferias anuales, a las que en ocasiones acompañaba a la patrona, que se perecía por el juego del monte. Y cautivada por la figura de Santa, con su exterior candoroso y simple, fue aproximándosele hasta recargar un codo en el barandal de la propia escalera…

Aquí puedes consultar la ubicación exacta en Google Maps.

Francia: Pont des Arts

No cabe duda de que Francia es el escenario de diversas novelas, sin embargo, dentro de la literatura hispanoamericana tiene un significado particular por la obra de Cortázar, específicamente por Rayuela:

¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico.

Cuando pasemos por el Pont de Arts, quizás, podríamos tener una suerte diferente a la de Horacio y encontrar a la Maga o, simplemente, cruzar el puente para llegar a un café donde nos leerían la mano.

Aquí puedes consultar la ubicación en Google Maps.

España: Molinos de Criptana

[…] Y en diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre, arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante.

Al igual que Don Quijote y Sancho podríamos visitar los molinos de viento y seguir la ruta de este hidalgo apoyándonos en el texto de Azorín, quien no sólo seleccionó y encontró varios de los lugares descritos por Cervantes, sino que escribió La Ruta de Don Quijote  para compartir y dejar registro de su confrontación de la realidad con la ficción sólo que esta vez en el siglo XX y no en el XVI.

Aquí la ubicación exacta.

Londres: Baker Street 221b

La casa de Sherlock Holmes es, quizás, una de las más reconocidas en nuestros tiempos debido a la cantidad de series, películas o reseñas acerca de este personaje, quien representa la figura del detective por antonomasia. Dicho lugar alberga multitud de historias donde Sherlock y Watson dieron solución a los misterios que llegaban a sus manos. En el Estudio en escarlata, Sir Arthur Conan Doyle nos describe cómo es que Holmes y Watson hacen de Baker Street su hogar:

A Sherlock Holmes pareció seducirle el proyecto de dividir su vivienda conmigo.

––Tengo echado el ojo a unas habitaciones en Baker Street ––dijo––, que nos vendrían de perlas. Espero que no le repugne el olor a tabaco fuerte.

[…] Nos vimos al día siguiente, según lo acordado, para inspeccionar las habitaciones del 221B de Baker Street a que se había hecho alusión durante nuestro encuentro. 

Ahora, Baker Street 221b alberga un museo dedicado a este personaje tan famoso.

Aquí su ubicación exacta.

Estos lugares podrían pasar desapercibidos si no hemos leído ninguna de las historias anteriores o porque algunos de ellos no poseen la belleza general esperada para un sitio turístico, pero es el hecho literario lo que les asignan una belleza superior al de la cotidianidad, pues al estar frente a ellos podemos imaginar que nuestra vida puede ser mejor en el vaivén del creador y lector y, por fin, convertirnos en literatura.

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