El “grupo sin grupo” o, como lo conocemos mejor, Los Contemporáneos fue una organización de escritores unidos por el amor a las letras y la homosexualidad. Este grupo se formó gracias a la revista Contemporáneos  (1928-1931) la cual   juntó a los escritores representativos del movimiento: Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, Jorge Cuesta, José Gorostiza y Carlos Pellicer. Cada uno con rasgos diferentes en su creación, pero con una visión similar, es decir, el cosmopolitismo, el cual se oponía a la creación de la urbe que tenían sus predecesores los Estridentistas.

Los Contemporáneos son fundamentales para entender la historia de la literatura mexicana, pues gracias a ellos se retoman muchas formas poéticas que se habían dejado de lado por la Revolución mexicana y la literatura sobre la misma. Además, sin ellos la literatura europea hubiera llegado más tarde, ya que  se encargaron de varias traducciones  como las de André Gide o ediciones a la obra de Lorca.

«Este amor no te mira para hacerte durable»
Este amor no te mira para hacerte durable
y desencadenarte de tu vida, que pasa.
Los ojos que a tu imagen apartan de tu muerte
no la impiden, sólo hacen más presente tu ruina.
No hay sitio en mi memoria donde encuentre tu vida
más que tus ya distantes huellas deshabitadas.
Pues en mi sueño en vano tu rostro se refugia
y huye tu voz del aire real que la devora.
Dentro de mí te quema la sangre con más fuego,
los instantes te absorben con más ansia, y tus voces,
mientras más duran, se hunden más hondo en el abismo
de las horas futuras que nunca te han mirado.

Jorge Cuesta

El llamado “grupo sin grupo” estuvo marcado por artistas que, sin un aparente estilo o manifiesto, lograron darle un sentido nuevo a la escritura con formas poco usuales ya para la época, como el nocturno o las décimas.  Asimismo, llenaron sus temas de referencias a otras artes como a la pintura y la escultura.

«Soñar, soñar la noche, la calle, la escalera
y el grito de la estatua desdoblando la esquina.
Correr hacia la estatua y encontrar sólo el grito,
querer tocar el grito y sólo hallar el eco»

En cuanto a su creación, podemos decir que no sólo la poesía fue el género al que se apegaron, sino también al teatro, la crítica y la crónica, incluso, el mismo Novo fue cronista oficial de la Ciudad de México.  Otra creación importante fueron los guiones y adaptaciones que hicieron como Vámonos con Pancho Villa de Fernando de Fuentes (adaptación y diálogos de Xavier Villaurrutia, 1936) o El signo de la muerte, de Chano Urueta (guión de Salvador Novo).

Realmente, este grupo no era constante y fue corto el tiempo que nos llenaron de su creación literaria, pues muchos de ellos se suicidaron o murieron en circunstancias extrañas, excepto Salvador Novo, quien fue reconocido en México de diferentes maneras, pero, por sus ideas políticas (era muy conservador) llegó a causar cierto malestar entre sus lectores.

Norma Aguilera

Escribiente que preferiría no hacerlo, lectora de lo ajeno y fanática de Bolaño.