Lo bueno de ser x

 

La “x” destaca en varios ámbitos y probablemente será premiada este año por su enorme popularidad. Los matemáticos la adoran. Aunque siempre resulta enigmática, la usan todo el tiempo en su extraño lenguaje. Además, los números la exigen y protestan porque la “x” los represente. Cuando necesitan ocultarse de algún matemático se pelean por ser “x” y si es posible “x^x”.

Para el común de la gente la “x” parece cualquier cosa. Es parte del montón de letras, pero paradójicamente nos representa a todos. Todos somos “x” para alguien que quizás también es “x” para nosotros. Incluso la naturaleza se ríe y nos dice: son unos “x”. Y si bien ha sido tachada de ser una cualquiera y censurada por la nueva ola de pedagogos que sólo corrigen la respuesta errónea en vez de poner una enorme “x” con rojo sobre ella, si bien nuestra letra padece problemas de identidad, hoy en día ha tomado una nueva fuerza.

Su futuro está asegurado al lado del feminismo. Ahora no sólo puede representar a cualquier número, sino también a cualquier género. Es la letra de nuestra época: es híbrida, es de mente abierta, es democrática, es feminista, es relativa, sobrepasa la que parecía su era, el siglo dos “x”. Y por si fuera poco representa la mayor cantidad de sonidos. Está el clásico /ks/ en palabras como “extraordinario”, la /ς/ en Xola, la /x/ en nuestra suave patria, la /s/ en Xochimilco y actualmente busca apropiarse de la /o/ y la /a/ en niñx por ejemplo.

No hay nada de malo en ser “x”. Sin embargo, suele suceder que las víctimas se vuelvan victimarias y a la larga la “x” podría ser un peligro para las demás letras. Ya no hay leyes que las protejan. Como es bien sabido la RAE se ha corrompido y ha sido cómplice de la desaparición de varias tildes a través de sus llamadas “Reformas gramaticales”. Los organismos locales prefieren invertir en la neurolingüística en vez de recuperar las tildes desaparecidas. Las instituciones se respaldan en nimiedades como el apoyo al Consejo Mexicano de Labradores del Albur (COMELA) o la lucha contra la autodefensa de los modismos o, peor aún, la guerra contra el anglicismo.

La “h” ha manifestado su descontento en múltiples ocasiones, pero como es costumbre nadie la escucha. A la “i” y la “u” no se las toma en serio, aunque han presentado pruebas contundentes de la posible extinción del signo de interrogación inicial. La “x” ha declarado su apoyo y solidaridad “con lxs desaparecidxs y lxs grafíxs en peligro de exxxxtinción” a través de redes sociales, pero no se le ha visto en marchas o mítines. También, se ha opuesto al uso indiscriminado de mayúsculas en los anuncios publicitarios, pero le gusta nombrar marcas y no es novedad verla desfilar en playeras, espectaculares o bandas de música. Además, ha despreciado a aquellos que se comen las vocales, pero no tiene empacho en sustituirlas por una “x”.

Por lo pronto, la premiación ya está a la vuelta de la esquina y las declaraciones no se han hecho esperar. La “a” asegura que las encuestas la favorecen y se perfila oficialmente como la gran favorita. Pese a ello, ya es tendencia el hashtag “todossomosx”. Al final de cuentas, la última palabra la tienen las autoridades.

Autor: Missael Contreras

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