Fátima, una sensible visión del mundo

El cine es un medio que permite un gran número de representaciones de nuestra visión del mundo. Los largometrajes que se enfocan en ofrecer un retrato fiel a la realidad, los sucesos del día a día en la que personas normales se ven implicadas y aquellas historias que sirven como un llamado en busca de hacer conciencia a los espectadores tanto de temas sociales como intrapersonales han sido capaces de resaltar por la nobleza de sus ejecuciones e intenciones.

Si bien, en la cinematografía hemos visto esta clase de tratamiento naturalista a las obras gracias a las bases planteadas por el neorrealismo italiano o las comedias con mayor tratamiento de Chaplin, hoy en día podemos encontrarnos con múltiples propuestas que tengan como objetivo el tratamiento sensible para explorar la condición social y humana de diversos individuos y situaciones.

Una de ellas es la película Fátima (2015) del director franco-argelino Philippe Faucon, quien ha enfocado gran parte de su producción fílmica a retratar la desigualdad social que existe en gran parte de Europa hacia la comunidad islámica, tal y como lo podemos ver en la polémica La desintegración (2011). El cine de Faucon no sólo se encarga de exponer el trato social que este sector recibe, sino que se encarga, en mayor medida, de retratar la sensibilidad y condición humana de sus personajes transformándolos en seres capaces de trascender dicho estigma a través de una reflexión humanística.

La película presenta la historia de Fátima, una inmigrante musulmana que reside en Francia junto a sus dos hijas. Fátima debe sobrellevar el divorcio de un matrimonio arreglado con un hombre mayor que ella, el constante reproche de una de sus hijas por trabajar como sirvienta y el silencioso rechazo de una sociedad francesa autoproclamada «fraternal». Cuando una de sus hijas comienza a estudiar el primer año de la carrera de medicina, Fátima debe encontrar mayores motivos para mantenerse al frente de su familia y ser un ejemplo para ellas.

En cuanto a su calidad estética y técnica, la película no rebasa los estándares convencionales en sus imágenes, aunque un aspecto importante a resaltar es el uso de los primeros planos para presentar tanto a Fátima como a sus hijas, los cuales ayudan a entablar una relación más cercana con el espectador al acercarnos en mayor medida hacia los rostros de las protagonistas. Además, las conversaciones entre Fátima y sus hijas son presentadas por two shots cerrados, los cuales ayudan a impulsar la tensión y nuestra atención durante estas secuencias.

Los diálogos o soliloquios de la protagonista, en los cuales describe sus reflexiones, son bien apoyados gracias a los close ups encargados de generar dramatismo a cada palabra pronunciada sin perder de vista la tensión del personaje, la cual podemos apreciar por las expresiones de su rostro.

El tema del largometraje puede parecer que incursiona en aguas conocidas, sin embargo, el tratamiento de toda la historia toma un enfoque distinto debido al característico estilo del director, quien se encarga de realizar una introspección humanística, en lugar de una reflexión de la sociedad, que si bien enmarca en medio de diálogos satíricos y ácidos para hacer presentes estas deficiencias, no llegan a quitar el peso e importancia que tiene la exploración de la sensibilidad de Fátima, la cual es la piedra angular para el desarrollo del filme.

Cabe destacar que la película es una adaptación fílmica del texto Rezar a la luna de Fátima Elauyobi, el cual sirve como testimonio y elemento intertextual dentro de la película, lo cual fortalece el naturalismo del filme y la sinceridad de su reflexión.

Fátima es un retrato sobre las capacidades y fuerza de voluntad del ser humano que, además de mostrar lo que puede generar la simpleza y bondad humana, también retrata el leve murmullo de un sector social que aún no logra ser lo que ha proclamado ante todo el mundo. Un cosmos de sensibilidad, reflexión, convicción y empatía, eso y más es Fátima.

Fátima
Director: Philippe Faucon

Guión: Fátima Elouyobi y Philippe Faucon
Fotografía: Laurent Fenart
Productora: Istiqlal Films, Arte France Cinéma, Possibles Média, Rhône-Alpes Cinéma
País: Francia
Año: 2015
Duración: 79 minutos

 

 

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