Apuntes sobre el nuevo reggaetón: un análisis de “Me Rehúso” y “Despacito”

Las últimas semanas me he dedicado a escuchar los éxitos de Spotify. Como es bien sabido el género latino más popular es el reggaetón. El ritmo se ha tragado a un sinnúmero de “artistas”, cuyos inicios se remitían a las canciones más cándidas de los noventas y principios del 2000. ¿Quién diría que aquella Belinda del “Sapito” cantaría años más tarde “Tú ere’ el que me da candela”? ¿Quién hubiera pensado que después de tener una “experiencia religiosa” Enrique Iglesias se convertiría en un reggaetonero? ¿Cómo fue que el grupo autonombrado más “rockero”, Maná, sacaría “De pies a cabeza” con Nicky Jam? ¿En qué momento Reik, Thalía, Luis Fonsi y Shakira dejaron las letras más cursis y las melodías dulzonas y comenzaron a perrear?

Sin duda los tiempos han cambiado. No tendríamos por qué escandalizarnos ante la poca fidelidad de los poperos a sus clásicos. Tampoco será necesario rasgarse las vestiduras ante infamias cantadas por Shakira ni mucho menos frente al fenómeno “Despacito” de Luis Fonsi. No nos interesa aquí hacer una comparación para emitir un juicio de valor entre la vieja ola romántica-cursilona y la nueva ola románica-sexosa. ¿Todo tiempo pasado fue mejor? No lo sabemos, al fin y al cabo ambas olas se han coreado por igual y hasta por las mismas generaciones. Lo que nos compete en este escrito es dilucidar las características del nuevo reggaetón. Trataremos de adentrarnos en el conglomerado de estilos que reúne para explicar el porqué de su enorme éxito o al menos para estar conscientes de su funcionamiento. Para tal propósito tomaremos dos muestras, las dos más escuchadas de este año en México: «Me Rehúso» y «Despacito».

Me Rehúso

La principal característica del éxito de Danny Ocean es el uso de la electrónica como componente armónico y rítmico. A diferencia del reggaetón más primitivo carente de armonía, el actual procura, aunque de manera muy simple, una estructura armónica. No escucharemos más de cuatro acordes, pero al menos los habrá. En el caso del antiguo reggaetón solamente intuíamos la armonía por la melodía, no importaba que no se tocaran acordes.  Por otro lado, gracias a la base rítmica, la cual se vuelve evidente hasta el coro, podemos identificar el género. Evidentemente el ritmo es la parte fundamental, la base y la esencia del reggaetón.

La letra es otro factor importante. Debe ser simple, preferentemente sin metáforas o si las hay, éstas deben ser obvias. El tema involucra a una mujer que representa una mezcla entre el deseo sexual y el sentimental. El componente sexual es esencial, pues aunado al ritmo sincopado, se crea el reggaetón. Sin embargo, el factor sentimental podría ser un rasgo vital del nuevo reggaetón influido por la ola romántica-cursilona.

Otro rasgo típico son los fenómenos lingüísticos. Es esencial adoptar un dialecto caribeño y sustituir algunas “erres” por “eles”, comerse las “eses” al final de algunas palabras, por lo general al final del verso como en “para que la próxima vee” y atenuar lo más posible las “yes” como en “que tú que io”. A su vez, es vital el uso de gringuismos o coloquialismos como girl, baby, nena, papi, mami, entre otros. Además, la letra debe adoptar un estilo rapero en algunos momentos de la canción, generalmente después del coro como en «Me Rehúso»: “Sin mirar atrás sin buscar a nadie más / Sólo quiero estar contigo woah”. Por último, como se observa en el verso anterior, el alargamiento vocálico, la repetición de palabras o su alteración vocálica son recursos usuales para completar los versos, es también el caso de “vuelveii” o “haceii”.

Despacito

El caso de «Despacito» nos conduce a una letra más hedonista y a una producción más compleja. Los elementos antes mencionados siguen ahí, sin embargo, se hace presente un componente de vital importancia: el featuring. La participación de otro vocalista hace más dinámica la canción y mucho más comercial. Al conjuntar a las dos “estrellas”, por un lado, el reggaetonero de la vieja escuela, cuya función es rapear, mostrar ese aire caribeño, abusar de interjecciones como “¡Oh yeah!” “¡Oh no!” ¡woah!” y acompañar el coro; y, por otro lado, el popero galán romanticón que adopta la base de la melodía y, por ende, ocupa un papel protagónico. Ambos forman el binomio perfecto del nuevo reggeatón donde no se deja de lado al pop e incluso se coquetea con otros ritmos latinos, sin mencionar el beat electro.

No obstante, para unir todos esos elementos es necesaria una buena producción. La canción tomará la forma de un éxito en la medida en la que dichos elementos se conjuguen de forma idónea. Así como en una película de acción, será necesario cambiar constantemente de toma, lo mismo ocurrirá al realizar varias transiciones en la canción. ¿Cómo hacerlo si todos sus elementos son muy simples y por su misma esencia monótonos? ¿Cómo equilibrar las transiciones y la simpleza de la canción? En realidad no hay ningún equilibrio, sino todo lo contrario. Siguiendo el ejemplo de la película de acción, hay una saturación objetiva y consciente de cambios de tomas, acontecimientos, efectos especiales, instrumentación. Hay una serie de adornos que espectacularizan el pobre contenido de la cinta. Es el mismo caso con el nuevo reggaetón, y «Despacito» es el mejor ejemplo de ello. Analicemos la canción por partes.

Ésta inicia con un elegante solo de guitarra acústica, cuya función es introducir los demás elementos. Nueve segundos después el bajo acompañado del teclado y la voz de Daddy Yankee potencializan la pieza, sus interjecciones y las de Fonsi pasan a primer plano mientras el solo de guitarra se resguarda, pero sigue andando. Han pasado veinte segundos y ya en los últimos diez fuimos testigos de la guitarra, el bajo, el teclado, de ambas voces y sus efectos electrónicos como el delay y la reverberación en Yankee al decir “Daddy” y concluir la secuencia.

A partir del segundo veinte los ánimos se relajan completamente y el protagonismo lo ocupa Luis Fonsi. Únicamente se acompaña del teclado que conjuga el beat electro y la armonía que tendrá toda la canción. Es importante notar cómo en cada cambio de secuencia se percibe un efecto electrónico en las voces que sirven para reforzar su protagonismo, hacer más dinámica la composición y contrastar los timbres de los vocalistas. En el segundo treinta Daddy Yankee tiene un efecto más potente, pues se le ha integrado una segunda voz, a diferencia del aire más solitario e íntimo adoptado por Fonsi en el segundo veinte. Es notoria la participación del delay en todo este fragmento: “Muéstrame el camino que yo voy, que yo voy”, de nuevo funge como transición. Sin embargo, cuando  llegamos al segundo cuarenta hay un cambio melódico y rítmico, por lo tanto, el delay no será suficiente para marcar esa transición. Así pues, es necesaria la presencia de la guitarra ya exhibida en el inicio y sutilmente recobrada a través de los acordes del segundo treinta al cuarenta. El cambio le dará fuerza al nuevo ritmo, ahora presente en las guitarras y en la voz de Fonsi. Aparece formalmente el ritmo reggaetonero en el bajo de la guitarra. Es interesante notar cómo las transiciones cambian cada diez segundos aproximadamente y son marcadas por el cambio de instrumentos, los efectos electrónicos, las voces y las interjecciones que emiten los vocalistas. También es destacable el crescendo que se va marcando a lo largo de estas secciones y llegará a su clímax en el coro.

Del segundo cuarenta al cincuenta Fonsi introduce esta nueva sección con una de las pocas metáforas de la pieza: “Tú, tú eres el imán y yo soy el metal”. Después ocurrirá lo mismo que en la sección anterior, Daddy contrastará con Fonsi al tener más fuerza, por los efectos y la instrumentación, pues ahora se le une el bajo. Del segundo cuarenta al primer minuto concluirá la segunda sección  y llegará el coro, el cual desentonará en apariencia con las transiciones anteriores, pues abogará por el silencio para, a destiempo, introducir silábicamente el nombre de la canción. Será el momento idóneo, al igual que “Me rehúso”, para integrar con toda la fuerza las percusiones con el ritmo reggeatonero y la instrumentación.

Mucho se ha hablado de que el éxito de «Despacito» reside en ese silencio y destiempo a la hora de reproducir el coro pegajoso. Nada más alejado de la realidad. Las condiciones que vuelven exitosa la composición son complejas. Hay detrás una serie de canciones novoreggaetoneras que sirven como respaldo popular a «Despacito». Tenemos ya una cultura latina reggaetonera bien instalada. Por otro lado, los vocalistas están probados y tienen enorme éxito. Luego está la producción, el diseño del videoclip y la enorme publicidad a la canción dada indirectamente hasta por el actual presidente de Venezuela. Además, podríamos considerar, a riesgo quizás de ser tachados de “chairos”, un factor político que ha impulsado la cultura latina no sólo en la música, sino también en las películas de Hollywood y Disney actuando en detrimento del actual mandatario estadounidense. Por último, y no por ello menos importante, el elemento azaroso: la suerte es una de las claves del éxito.

Ahora bien, ¿qué ocurre con el resto de la canción? Resumámoslo: el coro ocupa tres estribillos, el primero inicia con “des-pa-cito” y termina con “hacer de tu cuerpo todo un manuscrito” (segunda metáfora), el segundo va desde “quiero ver bailar tu pelo” hasta “y que olvides tu apellido”, y el tercero inicia con “pasito a pasito” hasta “pero pa’ montarlo aquí tengo la pieza” (hay un juego aquí de pregunta respuesta). Los dos primeros son usados por Fonsi y el tercero por Yankee. Una vez que Fonsi concluye su sección, al igual que “Me Rehúso”, viene la parte de rap acuñada por Yankee, quien posteriormente pasa al tercer estribillo que, dividido en dos partes, contrasta de fuerte a suave. Cuando finaliza la sección yankeeana, Fonsi entra con fuerza repitiendo su coro, en este caso tiene mucha participación Daddy. Por último, viene otro contraste donde se repite la primera parte del primer estribillo con una variante “Vamo’ hacerlo en una playa en Puerto Rico etc.” El aire de dicha sección es intimista e incluso acompañado de un pequeño solo de guitarra. Esto se combinará con el estribillo de Yankee y se irán mezclando ambos estribillos en los últimos quince segundos de la canción. Al caer la instrumentación de forma elegante por el solo de guitarra se dejará en solitario a Fonsi emitir su último “des-pa-cito”.

En conclusión, la canción de «Despacito» es un ejemplo claro del nuevo reggaetón, cuyas principales características son las siguientes:

  1. La base rítmica del género usada con mayor fuerza en el coro. Dicha base coquetea con el beat electrónico, la esencia pop y otros ritmos latinos.
  2. La presencia del Featuring, cuyas principales funciones son mezclar el aire galantesco y popero del protagonista con el arie caribeño y reggaetonero del presentador, darle una mayor dinámica a la pieza y proyectar aún más su popularidad.
  3. La sección rapera generalmente posterior al coro, la cual abunda en los fenómenos lingüísticos Caribe-reggaetoneros antes comentados.
  4. La temática sexual aunada a la sentimental.
  5. El constante uso de interjecciones y alteraciones vocálicas (oh, yeah, tigua, oh no, Woah, etc.)
  6. La sencillez en la letra y en la estructura armónica combinada con una melodía pegajosa, es decir, simple, pero bien cuidada.
  7. La producción espectacular abundante en transiciones (recordemos que cambian aproximadamente cada diez segundos) enfocadas a una multitud de contrastes en los timbres, dinámicas y efectos en las voces. 

Autor: Missael Contreras

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